A Dimitri Piterman, que actúa al mejor estilo “Falcon Crest” y, lo que es peor, trata a la gente como basura

Nunca ha sido un ejemplo de buenas maneras. Desde que llegó a España ha llamado la atención de los medios con sus prácticas imperiales y su constante deseo de actuar como presidente-entrenador-utillero. La cosa tendría gracia si no fuera porque en ocasiones ha cruzado la raya de lo presentable. Ahora vuelve a ocurrir. El presidente del Alavés declaró ayer martes, durante una rueda de prensa, que los aficionados que le abuchean y critican durante los partidos son "borrachos o subnormales”, razón que esgrimió como fundamental para no hacerles caso. Uno puede pensar como quiera, pero tachar a los aficionados del propio club, por más críticos que sean, como borrachos o estúpidos es hacer gala de una falta de educación difícil de tolerar en una figura pública. Guindilla a una actuación despótica.