Al desalmado que intentó provocar una tragedia en el Teatro Alfil, al colocar un explosivo incendiario contra el artista Leo Bassi

Desde esta misma tribuna se ha criticado con dureza a Leo Bassi, un artista italiano, que ha hecho de la “transgresión” un estupendo negocio, por una representación que lleva a cabo en el Teatro Alfil de Madrid. Excede Bassi no sólo los límites del buen gusto sino que ofende diariamente con su chanza a multitud de creyentes con convicciones religiosas. Algo indignante y bochornoso. Sin embargo, recurrir a la violencia para reprimir lo que a uno le desagrada es intentar solucionar un atropello con otro. En la noche del miércoles, un individuo intentó boicotear la obra de Bassi con una bomba y sólo la astucia de uno de los trabajadores evitó el estallido del explosivo que, según la Policía, hubiera provocado el incendio del Teatro. Sólo queda esperar que las pesquisas policiales lleguen a buen término y las fuerzas del orden pongan entre rejas al desalmado. Guindilla picante para esta otra indignidad.

 

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