A los medios de comunicación y de difusión, que emiten sin rubor la grabación de la muerte del dictador Sadam Hussein

Han pasado cinco días desde que Sadam Hussein fuera ejecutado en la horca y tanto en Internet como en los medios escritos y audiovisuales ha comenzado a ofrecerse la grabación realizada a través de un teléfono móvil de los últimos minutos en vida del dictador iraquí. Es fácil recurrir al morbo para conseguir audiencia y, aunque el juicio y la muerte del dictador pasarán a los anales de la historia, no hacía falta difundir esas imágenes tan explícitas. Justificar la pena de muerte para castigar los delitos de un asesino ya es de por sí criticable. Y ahora esto. El gobierno de Irak ha iniciado una investigación para descubrir cómo ha sido posible obtener ese vídeo que seguro se convierte en uno de los más vistos del año ya que el efecto difusor tanto de Internet como de otros medios alcanza prácticamente todos los rincones del mundo. Una guindilla por la falta de ética en la explotación de los últimos instantes de vida del dictador iraquí.