Aportación económica a la Iglesia

En virtud de un acuerdo entre el Gobierno y la Iglesia española, desde 2007 la economía de la Iglesia dependerá, en exclusiva, de las aportaciones directas de los católicos y de quienes aprecian la labor de tan digna institución. Hasta ahora y desde el siglo XIX, el Estado español contribuía al sostenimiento económico de la Iglesia. Era un deber de justicia: el ministro Mendizábal incautó a la Iglesia cuantiosos bienes, y, aunque no se cumplió la finalidad de las desamortizaciones, de las que se beneficiaron sólo los ricos, el Estado contrajo una deuda histórica con la Iglesia, y no se ha saldado ni tiene caducidad.

Por eso, no entiendo por qué a la hora de los recientes acuerdos económicos con la Iglesia en España, no se ha tenido en cuenta esa circunstancia, ni tampoco los muchos e innegables beneficios que aporta la Iglesia a nuestra sociedad. Hoy, el Gobierno se prodiga con cualquier grupo; pero con la Iglesia se muestra remiso y hasta antagónico, algo que nos molesta mucho a los católicos, que vamos despertando. ¿ Por qué no se aplica la misma medida a los partidos políticos?

Lo positivo del sostenimiento de la Iglesia al margen del Estado: como se estima más aquello que cuesta, creo que el incremento voluntario de nuestra contribución directa a la Iglesia, hará que la sintamos muy cercana y valoremos más su función evangelizadora y caritativo-social. En fin, "no hay mal que por bien no venga", como dice el refrán. Por mi parte, tendré en cuenta este deber que debo cumplir generosamente con mi Iglesia.

 

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