Carta abierta a la directora del Instituto de Mijas

Su gesto, absurdo y destructivo, la retrata, no como defensora de las libertades ni como buscadora de la excelencia educativa o de difíciles equilibrios que sólo existen en su atormentada cabeza, sino como una persona incapaz de respetar aquello con lo que no está de acuerdo.

Sra. Directora del Instituto de Mijas: Vivo en el Reino Unido, donde disfrutan de un magnífico sistema educativo, verdaderamente gratuito, no como el nuestro, del que se benefician mis hijos desde hace unos meses. Entre los compañeros de clase de mis hijos hay católicos, como ellos, musulmanes pakistaníes, y británicos baptistas, metodistas y, mayoritariamente, anglicanos. El Reino Unido es un país orgulloso de sus raíces cristianas y de su pasado "imperial", que aglutinó bajo un sólo Rey a musulmanes, sijs, hinduistas, sintoistas, todo tipo de fieles cristianos y todo tipo de creencias animistas africanas. Quizás por ello han sido capaces de permanecer fieles a sus raíces religiosas, que son las que le hacen ser un país modélico y fuerte en todos los sentidos, a la vez que mantienen un respeto exquisito hacia las creencias de los demás.

En España, en cambio, el sistema o, mejor dicho, la colección de sistemas que nuestros hijos sufren con vaivenes de orientación política cada pocos años, que nunca son para mejorar en términos pedagógicos, han ido cambiando el sistema desde un catolicismo militante hasta un laicismo destructor sin percatarse de que, quizás, en una amplia zona intermedia está la excelencia y el respeto.

Su gesto, absurdo y destructivo, la retrata, no como defensora de las libertades ni como buscadora de la excelencia educativa o de difíciles equilibrios que sólo existen en su atormentada cabeza, sino como una persona incapaz de respetar aquello con lo que no está de acuerdo. La discrepancia y la variedad de opiniones nos enriquecen siempre que exista el respeto, por eso, lo que Vd. ha hecho en el Instituto que dirige tiene un nombre: Intolerancia.

Cuando se piensa en “intolerantes” nos suelen venir a la cabeza imágenes de seres limitados intelectualmente o que han sido alimentados en el rencor o en el odio. Como su cargo de Directora de un Instituto lo asocio a unas ciertas capacidades intelectivas superiores a la media, no me queda más remedio que pensar que Vd. odia. Y además odia de forma gratuita a quienes no le han hecho nada, lo cual es suficiente motivo para que deje su cargo y descargue su odio y su rencor en otros lares y no en las cabezas en formación de unos inocentes niños.

Afortunadamente, mis hijos disfrutan, aquí, en el Reino Unido, de unos profesores y directores de colegios que se preocupan por su formación integral, lo que incluye, por supuesto, la formación religiosa, sin que nadie se sienta discriminado por ello. Y es que la sensatez y, sobre todo, el respeto guían la educación de los británicos, no como en su Instituto en el que reina el odio y la intolerancia como interpretación torticera de la "libertad" que apenas cubre sus "tics" totalitarios, stalinistas, diría yo.

Solo espero que los niños de Mijas se liberen del yugo totalitario que supone su presencia. Para Vd. mi respeto (aunque sé que no se verá correspondido, ha demostrado no ser capaz de ello), y para sus absurdos gestos, mi más absoluto desprecio.

 

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