Catalunya independiente: una jugada maestra de Puigcercós

Al señor Carod Rovira le están saliendo, dentro de su mismo partido, aspirantes dispuestos a disputarle el puesto que viene manteniendo desde hace años

Ahora que ya ha pasado la tormenta política en el Tripartito, quizá sea el momento de sacar alguna consecuencia de lo que ha sido esta jugada de la Esquerra Republicana. En principio no parece más que una insensatez, una payasada sin ningún sentido, porque a nadie se le puede ocurrir que en estos momentos se pueda plantear que se le conceda la independencia a Catalunya; entre otras razones, porque la Constitución de 1978 prohíbe taxativamente cualquier iniciativa en este sentido. Pero si tenemos en cuenta que, dentro de Esquerra republicana, ya hace tiempo que se están larvando dos corrientes de distinto signo, lo que equivale a que al señor Carod Rovira le están saliendo, dentro de su mismo partido, aspirantes dispuestos a disputarle el puesto que viene manteniendo desde hace años; puede que no sea tan descabellada la apuesta que, a sus espaldas, han pergeñado el señor Puigcercós y los suyos.

Puigcercós se viene caracterizando por jugar sus cartas de una forma dosificada. Espera el momento oportuno y cuando su jefe, Carod, se descuida un poco, ¡zas!, entonces le lanza uno de sus dardos envenenados. No es tonto y sabe que poniendo en dificultades a su jefe delante de sus correligionarios, puede ganar puntos para sustituirlo. Es evidente que, entre la mayoría de los miembros de ERC, existe un sentimiento profundo de independentismo y que, cuando se lanza un desafío abierto al Gobierno de Madrid enfrentándole a una amenaza directa de secesión de Catalunya de España; una mayoría de ellos se siente identificada con el impulsor del reto. En consecuencia, cuando llega el momento, como le ha ocurrido a Carod Rovira, de tener que apagar el incendio -en aras a que perdure el gobierno de izquierdas en Catalunya y no se vaya al carajo el Tripartito-, una parte importante de la base no puede comprender que, desde la jefatura del partido, se agoste una iniciativa que tan profundas raíces tiene en sus más íntimas aspiraciones políticas. P

or otra parte, el ridículo que ha representado el repliegue de ERC ante los otros partidos políticos, los restantes miembros del propio Tripartito y la oposición, tampoco ha caido en saco roto y, me imagino que, en estos momentos, deben ser muchos los que le estarán recriminando al señor Carod que no haya sabido sostener valientemente su órdago a la grande al que, con muchas probabilidades, se le hubieran unido los de CIU, si lo hubieran manejado con habilidad ( la jugada de ofrecer a Mas la presidencia fue genial). No debemos olvidar que Mas no ha perdonado a los socialistas el que, habiendo ganado las elecciones, se quedara fuera del gobierno a causa de la traición de Zapatero, que después de conseguir su apoyo para la cuestión del Estatud, lo dejó colgado en manos de Montilla y los suyos. En este caso la reacción de CIU fue lo suficientemente explícita para hacer suponer que, si ERC hubiese forzado una votación en regla, tomándose en serio su proposición de independencia, aún sabiendo que la tenía perdida; es muy probable que aquellos la hubieran secundado y, quién sabe, si se hubiera producido un vuelco en el Gobern, favorecido por la unión de los dos partidos nacionalistas. Carod se arrugó. Últimamente quiere asegurarse su puesto evitando las equivocaciones que cometió cuando estaba en el gobierno del señor Maragall que tanto los desprestigiaron.

Ahora esta dispuesto a presentar su cara amable, de persona bonachona y juiciosa, capaz de tomarse en serio su puesto de embajador de Catalunya por el mundo. Claro que esta postura le va como anillo al dedo a Puigcercós, aparentemente más extremista y tirado "pa-lante", que desde su segundo puesto puede ir minando tranquilamente el prestigio de su superior y jefe. Las ambiciones políticas son inconmensurables. Claro que ¿quién nos dice que todo este tinglado no esté favorecido desde la Moncloa en función de los intereses de Zapatero? Se habla de un posible pacto o entente a cuatro entre el PSPV-PSOE, Esquerra Unida y el Bloc Nacionalista Valencia para formar una cuña nacionalista a la que, como es natural se añadirían los catalanes, con el objetivo de formar los paisos catalans (supongo que querrían arrastrar con ellos a las Baleares) que unidos al bloque vasco actuaran de contrapeso al resto de autonomías lideradas por Madrid. Un primer paso para la España federal, otro paso hacia la España Republicana y otro significativo paso hacia la abolición de la Monarquía, que es tolerada a duras penas por el señor Zapatero, pero que no tengo la más mínima duda de que, dentro de su agenda política, ya tiene fecha de caducidad. Sólo un fuerte correctivo en las próximas elecciones autonómicas y municipales, sólo una victoria holgada en Valencia del PP y un retroceso del Partido Socialista en tierras gallegas, unido a una victoria con mayoría del PP en Baleares, podría lograr que el Presidente se retrajera y cambiara de planes. No olviden que tiene fijadas todas sus esperanzas en lograr un acuerdo con los terroristas antes del fin de la legislatura y, a la vista de lo que está saliendo a la luz sobre ETA, va a tener que hacer encaje de bolillos para que los españoles nos traguemos que los etarras están a punto de rendirse y entregar las armas. Nos esperan días apasionantes.

 

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