Corrupción y presunta estafa filatélica

Habitualmente la buena voluntad y el comportamiento correcto compensan más que sus contrarios. Un cálculo de conveniencias suele señalar el camino de la virtud frente al del vicio. A fin de cuentas, es menos complicado hacer lo que se debe que aventurarse por el tortuoso sendero de la trasgresión. Pero esto no es siempre así, y son precisamente estas situaciones -aquellas en las que lo bueno se presenta rodeado de inconvenientes y lo malo nos atrae con su cortejo de beneficios- las que miden el valor y distinguen la verdadera catadura moral de la caradura pragmática.   Una ética no está suficientemente constituida mientras no nos ofrezca razones para obrar en la adversidad. Y sospecho que este es el punto débil de esta ética simpática y desdramatizada: que nos deja en la estacada cuando más la necesitamos.   La sociedad tiene efectivamente muchos mecanismos para premiar la buena conducta y disuadir de la agresión. Pero esta regulación no es suficiente. Lo prueba el hecho de que no sabemos qué hacer frente a la corrupción que deja en la miseria, en ocasiones, a muchos pequeños ahorradores. Detrás de un desvío de fondos hacia los intereses particulares o de empresas sin escrúpulos.   Hoy lo podemos contemplar en la noticia reciente de “la pirámide de libro”: los inversores nuevos pagaban los intereses de los más antiguos de la presunta estafa. Lo que algunos diarios nacionales han titulado: “La estafa de los sellos”, tal vez con alguna ligereza por esa imputación delictiva, que afecta a unos 350.000 clientes que invirtieron cinco mil millones de euros.   Los jueces de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz y Fernando Grande Marlaska, que se han hecho cargo de las querellas de la Fiscalía Anticorrupción contra las compañías filatélicas Fórum Filatélico y Afinsa, levantarán el secreto del sumario antes de tomar declaración, el jueves 11-05-2006, a los nueve detenidos.   A pesar de que la Fiscalía no contempla el delito de estafa, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha seguido hablando de ese tipo penal en su comparecencia ante los medios junto con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Zapatero ha revelado que la Agencia Tributaria “concluyó su investigación en julio de 2005, casi un año después de un trabajo muy intenso”, tras lo cual lo entregó a la Fiscalía.   La corrupción, efectivamente, está sometida a ciertas buenas maneras. Pero mucho me temo que el sujeto o sujetos que la practican no son de una mentalidad diferente de aquel pequeño burgués que celebra la superación de viejas prohibiciones y al que nadie ha enseñado que la moral o es una escuela de generosidad que enseña algunos -aunque sean pocos- principios y obligaciones, o se convierte en un cálculo implacable de ganancias compatible con la tranquilidad de conciencia.