Familia, patrimonio de la humanidad

"Primera célula de la sociedad", si se permite su derrumbe, se desmorona ésta como se desmorona un edificio cuando no se cuidan ni conservan sus pilares. La familia es el pilar básico de la sociedad, en donde se nace y se crece, en donde se configura la estructura de la personalidad; es escuela de convivencia, paz, solidaridad, etc.. Si falla, la sociedad se hunde.

Lo comprobamos cada día los profesores, con la proliferación de familias rotas y desestructuradas. "Se nota cuando un alumno tiene detrás a su familia"- comentábamos en una evaluación-. Por desgracia, algunos permanecerán huérfanos al ser adoptados por una familia que ni siquiera se parece a la natural. La duplicación de algo, no sustituye lo que falta. No, no debemos permitir la erosión de la familia atacando o confundiendo su base de sustentación, que se cifra en el matrimonio como lo que es, la unión libre y comprometida, estable y complementaria, amorosa y fecunda entre hombre y mujer. Cuando se ataca la esencia del matrimonio, se ataca la sociedad. Algunos lo hacen poniendo cara de circunstancia o con el recurso a la sonrisa hipócrita del taimado.

La familia es el mayor regalo de Dios al hombre en este mundo, su mejor invención. La Humanidad entera reconoce ese don, que se ha convertido para creyentes y ateos ( hay quien dice que no hay auténticos ateos sino en la práctica), en Patrimonio de la Humanidad. Hay patrimonios que se pierden por infortunio o se dilapidan poco a poco cuando pasan a personas manirrotas, irresponsables o ignorantes que no saben apreciarlo (se lamenta tarde). ¿Será esto lo que ocurre ahora con la familia, confundiendo algunos dirigentes políticos, su esencia con otro tipo de uniones?

El mundo ha visto que el pueblo español no respalda al Gobierno en ese punto: se echó en masa a la calle el 18 de junio para defender lo más querido, en una impactante manifestación multitudinaria y gozosa, en la que estuve presente. El matrimonio, en el que se apoya la familia, tiene como materia, los cuerpos complementarios del hombre y la mujer, que producen el fruto natural de los hijos. La relación heterosexual, nos enriquece también con la complementariedad psicológica. De ahí, la enorme e indescriptible sensación de bienestar que tenemos cuando nos casamos, sintiéndonos realizados en una unión que plenifica nuestra existencia y deja poso cuando fallece uno de los cónyuges.

No puede haber matrimonio sin enlace heterosexual; es más, no se consuma hasta que se produce la completa unión corporal, cosa imposible en uniones de amores narcisistas que, a lo más, podrán tener juegos eróticos aunque los tomen en serio, pero nunca un acto sexual completo ni fecundo. Lo que naturaleza no da, leyes humanas no prestan. Parece mentira pero es verdad: hoy se hace necesario demostrar lo evidente y poner ejemplos como cuando se explica a los niños; pero ni aún así es fácil que caiga de algunos ojos la venda ideológica, que produce sugestión y secuestra el criterio personal. También hay quienes por intereses económicos, políticos o de aceptación de un grupo, niegan la realidad que perciben. Démonos cuenta: dos tuercas o dos tornillos no dan el servicio del tornillo con su tuerca. Por respeto a la inteligencia, no podemos decir que lo distinto sea igual. Josefa Romo

 

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