Guerras y religión

Dado que en 2008 persisten las conflagraciones mundiales, algunos pretenden vincularlas a la religión. Nada más lejos de la realidad: el s. XX, el más secular de la humanidad, ha sido también el de las contiendas más sangrientas. La religión bien vivida es una fuente de bien y de paz. No porta sino bienestar a la sociedad ya que practica el amor al prójimo y busca su interés, cura los dolores y desgracias ajenas y fomenta la unión entre los hombres.

La razón es que Dios dona a sus fieles la posibilidad de imitarle. Nunca se verá un verdadero cristiano que odie, envidie, robe o mate. Los verdaderos fieles son un regalo de Dios al mundo porque ponen alegría, bienestar y paz donde hay incomprensión, dureza u egoísmo. No culpemos a Dios de los males del mundo sino a su adversario: el Maligno.

 

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