Hoy nuestra voz es su voz: las mujeres musulmanas

Con ocasión de la celebración del día 8 de marzo, las mujeres españolas nos felicitamos por los pasos dados en el camino de la libertad, derechos, igualdad, y de la concienciación conseguida sobre la necesidad de luchar contra la lacra social que constituye la violencia, tanto física como psíquica, ejercida contra ellas y sus hijas, como medida controladora y represiva de su libertad, por parte de sus "parejas" y de su entorno familiar

Pero queremos en este día denunciar la situación de las de mujeres inmigrantes musulmanas, que sufren un secuestro de su voluntad y se ven sometidas, dominadas e incluso mueren a manos de los hombres de su entorno, que utilizando supuestos principios religiosos, ejercen un total dominio sobre ellas.

Nosotras sabemos algo de esto, pues no hace tanto tiempo en España la mujer era considerada "menor de edad" de por vida, tanto en el terreno legal como social: de la patria potestad de su padre, pasaba a estar bajo la autoridad marital. La dependencia impuesta por las normativas para la mujer casada, era absoluta, pues el marido tenía derecho a exigir la obediencia de su mujer, estando ésta obligada a seguirle donde quiera que éste fijara su residencia.

Él la representaba en los actos tanto judiciales como en los extrajudiciales, e incluso en el ámbito patrimonial sólo tenían validez las compras realizadas por la mujer para el consumo ordinario de la familia, debiendo las restantes incluir el consentimiento por parte del marido, para tener validez.

Respecto del mercado laboral, no era bien visto que una mujer desempeñase un trabajo remunerado fuera del hogar, pero además para acceder a él necesitaba la autorización de su marido para la firma del contrato de trabajo por cuenta ajena, y las autónomas tenían que contar con su consentimiento para ejercer el comercio. Todo esto estaba recogido en las leyes españolas, derogadas afortunadamente hace más de 30 años.

En el ámbito social, todavía nos acordamos de que en casa había que estar antes de las 10 de noche, que era cuando se cerraban los portales; que cuando se salía con un chico siempre se llevaba a la carabina; la gran presión y desprotección a la que se sometía a la mujer que se quedaba soltera, sobre todo si era en una ciudad pequeña; así como los mal llamados crímenes pasionales y las condenas por adulterio casi siempre sin pruebas fehacientes.

Todo estaba orientado a la ejecución de hecho del dominio y prepotencia del hombre sobre la mujer, eso sí presentados como principios encaminados a su protección; que en realidad enmascaraban medidas fundamentadas en la utilización del "que dirán", la costumbre, ó los principios religiosos, para justificar un sometimiento y anulación injustificables.

Por que sabemos lo que pesan las leyes, la costumbre, la familia, la falta de educación en principios de libertad e igualdad, que capaciten a todos los miembros de la sociedad por igual a desarrollar su persona íntegramente como seres humanos con todos los derechos que las cartas vigentes nos otorgan, queremos que cese la impunidad con la que se ejerce la violencia silenciosa sobre las mujeres musulmanas que se ven sometidas: a la ablación del clítoris como parte de la tradición purificadora, que además de una amputación atroz, es realizada sin el consentimiento del sujeto, a menores de edad, y en condiciones higiénicas deplorables, dejando marcadas psicológicamente a las mujeres para siempre; al matrimonio a muy temprana edad, establecido por conveniencia de las familias, de nuevo sin la oportunidad del sujeto a ejercer su libertad de elección; a la imposibilidad de participación libre y voluntaria en los ámbitos sociales, así como al acceso a puestos de trabajo, y un largo etcétera que demuestra su falta de libertad.

Porque consideramos que en nuestro país todos somos iguales, y que la integración empieza con la ayuda a comprender que el mundo puede ser más justo que como nos lo han mostrado, en su nombre levantamos la voz en este día, para que los organismos competentes realicen acciones positivas para ayudar a estas mujeres y concienciar a su entorno de que no pueden obrar impunemente.

 

Pedimos campañas informativas, teléfonos de ayuda, casas de acogida, medidas de protección y si es necesario denegación del permiso de residencia y expulsión de España de todos aquellos que realicen actos contra la libertad de sus semejantes, no importa en qué causa los fundamenten.

Ellas nos necesitan, puede que lo nieguen, que no lo sepan todavía, pero un mundo más justo existe, y ellas pueden formar parte de él, y educar a sus hijos en valores de igualdad, como a ellas les hubiera gustado haber vivido siempre.

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