C. Q. C. Ja... Ja... Ja...

Vuelven los chicos de C.Q.C. con sus travesuras habituales. O sea, las de hace diez años. Oh, cielos, ellos, tan modernos y sin embargos tan anquilosados. Por mucho estilismo y look radiente y luminoso, cual anuncio de detergente con moléculas ultrasolares, el programa apesta y lo que es peor aburre a las ovejas. Es rancio y monotemático en su ataque polarizado al PP. Nada ha cambiado. O sea, lo mismo que hace el gobierno que sigue actuando con el rival como si fueran aún oposición. Pero C.Q.C. supera todo pudor y con un vergonzoso y servil tratamiento al gobierno y puntualmente a su líder espiritual, ZP, se retrata de por vida, que no auguro muy larga. Pero, claro, aquí no sé que baremo se utilizará, porque si como los demás se someten a la audiencia para asegurar su permanencia, ha nacido otra manera, que es la que se utiliza con "las Cerezas" de Julia Otero o "La azotea" del antiguo -y digo antiguo en toda la dimensión del concepto- presentador de C.Q.C., que pese a no superar los mínimos exigibles a productos en ese horario y con tales presupuestos, sin embargo, son renovados sus contratos multimillonarios en atención a los servicios prestados a la causa, naturalmente.

 

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