Luces y sombras en el PP
Pocas cosas en democracia se hacen de tapadillo. Eso de que la autocrítica o catarsis de un partido debe hacerse en casa o de puertas adentro, no es de recibo. Nada mejor para la salud y vitalidad de un partido que renovar lo que se quedó obsoleto; sacar a la luz lo que está oculto y ventilar cuanto huele a naftalina.
Hay valores y principios morales, que se han de mantener a costa de lo que sea y pese a quien pese. Por encima de los votos, debe estar la coherencia y defensa de las ideas y de los principios. La democracia interna debe ser un postulado indiscutible.
Como ciudadano interesado en la cosa pública, que no en la política partidista, opino libremente con el fin de mejorar la imagen del principal partido de la oposición.
En el PP, como en cualquier otro partido, grupo o institución, existen luces y sombras, valores que conservar y cosas que desechar, quitar o suprimir.
Luces a resaltar: Defensa de la unidad de España, de la Constitución, de la libertad, de la solidaridad de todos, del castellano y de la bandera; derrotar a ETA ; realizar planes económicos, hidrográficos, de viviendas sociales; preocupación prioritaria a personas necesitadas; Educación, Justicia, Alianzas firmes con UE, EE.UU y el Vaticano.
Sombras pendientes: Defensa a ultranza de la vida. Derogar la ley del aborto. Ilegalizar la prostitución y la pornografía. Reformar la Ley del menor. Hacer valer todos los Derechos Humanos. Arreglar la Justicia. Respetar conciencias de la mayoría católica y de las minorías pacíficas y democráticas.
