"¡Mamá, quiero ser eurodiputao!"

En esta época de crisis y recesión económica brutales tenemos que apretarnos el cinturón TODOS. Y me refiero a todos:  pobres  y ricos, obreros y empresarios,  artistas y políticos. No esta la economía mundial –y por supuesto, la española- para derroches, malgastos y despilfarros;  sino para ahorrar lo que se pueda –si es que se puede, claro, porque no llegamos a fin de mes– aguantar con lo justo necesario y consumir inteligentemente sin excesos caprichosos innecesarios.

Estamos en 'vacas flacas' y huelgan las ostentaciones –a pesar de las recomendaciones de los expertos económicos, Gobiernos y Administraciones Públicas– que algunos poderosos siguen mostrando, dando un mal ejemplo a la ciudadanía. Sin ir más lejos, sorprende pero a la vez indigna el hecho de que, precisamente en crisis y cuando cabe gastar menos, congelar sueldazos e incluso reducir éstos, el Parlamento Europeo anuncie que a partir de julio y en virtud de no se qué nuevo estatuto o reforma reglamentaria que entrará en vigor en tal fecha, sus señorías los eurodiputados cobrarán un incremento de más de 4.000 euros unido a los miles similares que ya vienen cobrando, con lo cual resulta ser como doblarse el sueldo. 

Me dirán algunos que dicho 'plus' está justificado por todo aquello de que en Estrasburgo trabajan mucho –será los portavoces, porque los demás van a apretar el botón y hacer bulto-  que la EuroCámara se halla muy lejos y que por la enorme distancia el viaje sale caro, que se incluyen los nada baratos alojamiento, transporte y alimento, etcétera. Vale, vale, de acuerdo.

Pero, tal incremento salarial europarlamentario es más propio y viable en bonanza y 'vacas gordas', cuando la economía es boyante, cuando no importa o no nos molesta tanto y no le concedemos mayor importancia, tan solo un simple comentario tipo 'bah, cosas de políticos, que bien viven, pero mientras a mi no me falte trabajo y bienestar, que más da que se suban el sueldo'.  Así que, en crisis, lo negativo se vé más, mayor y grave. Los que menos poseemos, a sufrir apreturas y reducciones salariales pero la clase dirigente no se priva, todo lo contrario. Pues, muy mal, pues se agrandan el abismo y la desigualdad entre clases sociales: los ricos continúan igual de ricos o lo son todavía más, y los pobres –nosotros, los 'parias del mundo'– aumentamos en número y somos más pobres.

El Parlamento Europeo debería imitar a gobiernos que aplicaron restricciones y anular el excesivo incremento salarial –bastaba con subir el sueldo mínimamente o congelarlo, que no es moco de pavo- apretándose también el cinturón.  El propio Obama en su primer día como presidente congeló jornales a asesores y funcionarios de la CasaBlanca, y molesto porque los agentes de bolsa se han estado lucrando con elevadas primas y comisiones desde que se inició la crisis, ha impuesto normas económicas restrictivas. Y es que a los insolidarios egoistas poderosos les importa un bledo la penuria de la mayoría y las medidas de los Gobiernos. Van a enriquecerse incluso en crisis, aunque sea 'por lo bajini', por qué no. Total, que menudo ejemplo el de la EuroCámara. No me extrañaría que a partir de ahora los niños, ante la pregunta sobre qué quieren ser de mayor, respondan: '¡Mamá, quiero ser eurodiputao!'

 

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