R.I.P. la verdad del 11-M

Han pasado los días de la gran conmoción que el atentado produjo, tanto a nivel nacional como internacional; a nivel familiar no creo que se pueda decir nada de interés para los lectores ya que el drama continúa.

Han pasado las manifestaciones de solidaridad y el recuerdo más o menos controvertido del aniversario. La sociedad está cayendo, salvo en honrosas excepciones, en la tentación del olvido. ¿Qué medios ha habilitado el Estado de Derecho para descubrir la verdad, hacer justicia y evitar, o minimizar, el riesgo de repetición?

Desde los estamentos surgidos como consecuencia de nuestras pérdidas (yo perdí un hijo), se nos han prometido todo tipo de medidas para paliar lo irreparable, pero, ¿quién puede esclarecernos la verdad de lo ocurrido y los beneficios obtenidos por los terroristas y/o sus padrinos? ¿quién puede garantizarnos que esto no se va a repetir, si un loco lo decide, o cuando se produzca una nueva cita electoral? Si no conocemos la verdad difícilmente podemos eliminar las causas que originaron la masacre.

Cualquiera que viaje en un medio de transporte público y vea mochilas, como ocurre a diario, puede sentir la sensación de indefensión que yo experimenté recientemente al hacer el mismo recorrido que hacía mi hijo, y siguen haciendo muchísimas personas a diario. Si mi información no es incompleta, actualmente sólo quedan dos vías de investigación del atentado: La vía policial y la vía judicial. La tercera vía, la Comisión de investigación, se ha cerrado, según algunos parlamentarios en falso.

Me limito a transcribir lo que oí el día treinta de junio en la lamentable sesión de cierre en el Congreso. Embargado por una enorme tristeza, recordé mi participación en la jornada electoral del 14-M, recordé que todos queríamos saber, recordé cuando algunos grupos políticos se oponían a la creación de dicha comisión, recordé que quisieron cerrarla inmediatamente, recordé la presencia de dos representantes de las víctimas en la escenificación de diciembre; por cierto, en esta ocasión, las víctimas no tenían nada que decir.

El día treinta, en el Congreso, había muy pocas víctimas, cinco que yo sepa, pero éramos estatuas de sal, estábamos presenciando sin derecho incluso a gesticular, lo que nuestros representantes legales habían acordado previamente; alguno aludió a la necesidad de saber, pero no encontró eco, se conoce que ellos, la mayoría, saben ya demasiado. El resto de las víctimas estaban en la calle, pidiendo verdad y justicia.

De las dos vías que quedan abiertas no esperamos depuración de responsabilidades políticas, no es su misión. Si los ciudadanos podemos calificar a nuestros elegidos, y creo que sí, al menos es democrático, ¿cómo calificaríamos al Ejecutivo y a la Comisión Parlamentaria? Será bueno abrir un sondeo de opinión o un plebiscito al respecto. No olvidemos que en el voto del 14-M iba implícito el conocimiento de la verdad.

A título de anécdota: El gobierno, demostró su interés por las víctimas, enviando al banco azul, a tres o cuatro ministros, para asegurar el entierro de la Comisión. Dicen que en la sesión de la mañana, estuvo, incluso el Sr. Rodríguez Zapatero.

Para finalizar, de las dos vías abiertas, tenemos alguna duda: 1) La investigación policial: Si hubo fallos o complicidades policiales en la tragedia, y al día de hoy sólo ha habido ascensos en su seno, en lugar de depuración de responsabilidades, ¿podemos esperar algo veraz de dicha investigación? 2) Respecto a la investigación judicial: La sentencia dictada, ¿augura buenos presagios? ¿Se han llamado a declarar a todas las personas con indicios fundados de implicación en los atentados?

 

Esta es la situación en que nos encontramos los ciudadanos, actores fundamentales en un régimen democrático: Pisados, aplastados y olvidados por unas instituciones que, lejos de ser garantes del estado de derecho, son un obstáculo para garantizarnos la seguridad a través del conocimiento de la verdad. Para ello, no obstante, utilizaron y seguirán utilizando nuestro voto. Invito, a cualquiera que tenga ideas al respecto, a aportar soluciones para que un día, no muy lejano, lleguemos a saber la verdad de lo ocurrido, contra el deseo de nuestros políticos, para poder aplicar la justicia y que las acciones preventivas que se elaboren sean lo mas eficaces posible, de forma que, ninguna familia mas tenga que vivir el trance por el que estamos pasando nosotros. Todos podemos ser víctimas del terrorismo, salvo los electos.

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