Revisionismo, distracción y propaganda
La política mira por definición al futuro. Requiere pactos de Estado en política exterior, lucha antiterrorista, educación, etc. La actual casta política dirigente sólo aspira a mantenerse en el poder “como sea”. Rodríguez conduce el coche oficial acompañado por Llamazares y Carod-Rovira. Viaja a ninguna parte, sin norte. Conduce a volantazos para sacar de la pista al PP. Sacan pecho, insultan, mienten. Todo vale. Han patentado la estrategia de retrovisor: mirada retrospectiva, oposición a la oposición. Se contemplan, vanidosos, en el espejo y le interrogan como la célebre madrastra del cuento: “Espejo mágico, dime una cosa: ¿de todo el reino quién es el más progre, independentista, republicano o rojo?. Y el espejo responde: “Bello eres, oh, mi presidente, pero los sondeos...”. Rodríguez brama indignado: “¡Mientes! ¡Mienten!”. Y Carod-Rovira, el que manda, confiesa abruptamente; el presi está “acojonado”. Comparten una extraña obsesión por el pasado, casi patológica. Temas viejos, viejísimos: la Guerra Civil, los muertos de un bando. Reniegan de la transición que condujo a la reconciliación nacional y a la democracia y añoran la Segunda República. Y, del pasado reciente, de nuevo, el Prestige. Siempre el Prestige. Exhiben complejo de oposición. Maniobras de distracción y propaganda para cubrirse la desnudez propia: el PHN, el Estatut, el Carmel, los contactos con ETA, el “montillazo” y el “opazo”, la LOGSE bis o la descoordinación entre administraciones que provocan tragedias ecológicas y humanas como la de Guadalajara, donde, allí sí, murieron once personas. Mientras 10.000 ciudadanos en la calle reclamaban “verdad y justicia” y familiares suplicaban “No los olvidéis” Chapoteando en el chapapote del pasado mientras echan tierra sobre los enigmas del 11 al 14-M. ¡Pobre “Ex paña”! Hoy tocan lamentos. Por cierto, espejito mágico: ¿Por qué hacía ZP la ola en Afganistán?.
