Rusia y EEUU, como dos niños pequeños
Muchos de los lectores de este periódico posiblemente se acuerden de lo que supuso la Guerra Fría en nuestras vidas, más allá de las películas de 007…
Bien, casi 20 años después de que cayera el Muro de Berlín, de que se acabaran las persecuciones políticas en Hollywood, de que los periódicos dejaran de llenar sus portadas con las imágenes de la Carrera Espacial o con las aventuras de los espías de los últimos días, Rusia y Estados Unidos vuelven a las andadas.
Mientras los dirigentes estadounidenses hacen usos y abuso de la información sobre el nuevo escudo antimisiles –expresión, por cierto, que me trae a la memoria uno de los capítulos más oscuros de la historia contemporánea, el de la crisis de los susodichos en Cuba -, los rusos nos marean con sus bravatas sobre lo maravilloso que es su nuevo misil, capaz de atravesar cualquier escudo.
Más agitación en los Balcanes, China que hace pública su comprensión de sus amigos de la olvidada Perestroika para no perder cuota de pantalla tras las Olimpiadas menos deportivas de los últimos tiempos…
Como niños pequeños. El problema es que, una vez más, los juegos con los que se entretienen dejan rotos los juguetes de los demás.
