Sectarismo y visceralidad

La crispación vuelve a estar presente en la vida política nacional. No es de extrañar dado el sectarismo y la visceralidad con que manifestamos nuestras diferencias. Por visceralidad se agredió al ministro Bono en la manifestación de las víctimas del terrorismo; y por lo mismo algunos de los damnificados del 11-M llamaron asesino a Aznar en su comparecencia ante la comisión investigadora de esta masacre. El sectarismo es el que está llevando al gobierno del PSOE a deshacer todo lo que hizo el gobierno del PP como si todo ello fuera malo; y al PP a criticar todas las medidas de gobierno como si éste no pudiera hacer nada bueno. Sectarismo hay también en algunas tertulias radiofónicas y en algunos periódicos que ven de manera diferente las mismas noticias según afecten a los partidos de los que son afines; suscitando con ello la visceralidad en bastantes de las cartas que oyentes y lectores envían a esos mismos medios. Tan visceral es la actitud hacia todo lo español de los nacionalismos exacerbados, como la de cierto patrioterismo ante toda forma de nacionalismo aunque sea moderado. Y visceralidad propia de un anticlericalismo decimonónico denotan también muchos de los actuales ataques laicistas contra la Iglesia. Por último, hasta en el cine español se aprecia un sectarismo revanchista con la reiteración en la temática de la guerra civil, que llega hasta el hastío de los espectadores que dejan de ir a ver esas películas. Me parece que los españolitos que vienen al mundo continúan encontrando dos Españas; confío que ninguna de ellas les hiele el corazón.

 

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