El Toro de la Vega, ejecutado

La semana pasada fue ejecutado Elegido. Un año más, en Tordesillas, se ha escenificado la tortura animal, con el único argumento de la tradición. Es el cruel espectáculo, conocido como Toro de la Vega. La víctima de este año, un precioso toro de tres años llamado Elegido, fue conducido a punta de lanza, hasta campo abierto. Allí, 50 o 60 lanceros a caballo, armados con lanzas de tres metros, lo persiguieron incansablemente, alanceándolo hasta darle muerte.

 En Tordesillas, no se permite grabar estas imágenes. Ni con cámara, ni con un teléfono móvil. Te amenazan. Si tan orgullosos están de su espectáculo medieval, no se entiende tanto recelo con las cámaras.

Elegido, ahogado en su propia sangre, agonizante y con la mirada perdida, cae al suelo. Es el momento de cortarle los testículos y el rabo, que serán exhibidos como trofeo por su verdugo, que es jaleado como un héroe por sus vecinos.

Observar como un animal es perseguido por decenas de jinetes a caballo, armados con picas, rodeándolo y alanceándolo hasta que cae muerto, es un espectáculo tan salvaje que no se puede permitir “porque su origen se remonte a la  Edad Media “. Tordesillas, convierte “su fiesta” en sadismo y crueldad, y eso, no es fiesta.

Descansa en paz Elegido. Que esta carta, sea mi humilde homenaje. Te lo debo.

 

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