Las espinas de la rosa del PSOE

A escasos meses de los comicios generales el gobierno que lidera José Luis Rodríguez Zapatero, ZP para los incondicionales, está desbordando toda la magia de la que es capaz para ganarse una confianza que no es la misma con la que contaba al comienzo de la legislatura.

A escasos meses de los comicios generales el gobierno que lidera José Luis Rodríguez Zapatero, ZP para los incondicionales, está desbordando toda la magia de la que es capaz para ganarse una confianza que no es la misma con la que contaba al comienzo de la legislatura.

Y la verdad, están ocurriendo sucesos con los que, si no contaba, seguro que ni por asomo contemplaba. Me refiero al giro improvisado y oportuno que está dando sobre esa ilusión por cambiar las cosas. Al frustrado Proceso de Paz en Euskadi. A su compromiso por dar una solución verdadera al trascendental tema de la vivienda. A su no menos deprimente Ley de la Memoria Histórica que nos ha dejado a muchos con la cara de tontos y la esperanza magullada. No sabían que las promesas políticas son contratos morales con el pueblo que los eligió democráticamente.

Resulta que esas promesas incumplidas han conseguido crispar más aun a la sociedad. De eso se traduce la radicalización de la gente; que aunque parece no preocuparles, les preocupa. No creo que sean tan estúpidos como para no meditar esta cuestión que, a mi entender, se les está yendo de las manos. Mientras, la otra España, la de los elegidos, se frota las manos ante aliados tan competentes en vez de rivales sociales y socialistas que se supone son. La quema de las fotografías reales es su excusa perfecta para propinarles una puntilla taurina y alcanzar (que algo nos proteja de ello por favor) de nuevo el gobierno de este país de países. Que no entiendo por que extraña esta situación si ha sido durante milenios así. Repasen los libros de Historia y verán que España, el término de España, es una denominación que implantaron unos reyes modernos y católicos. No se alarmen, que no hay motivo.

Volviendo al asunto monárquico, ¿qué les puedo decir? En este país de países, hubo una Republica, la II, cuando un golpe de Estado al más puro estilo Tejero, la suprimió. ¿Qué ocurrió? Pues que instaurada tras la muerte del dictador Franco la democracia vino de la mano de la monarquía. Esa fue su herencia por los cuarenta años de falta de libertad que sufrimos y se dio paso a una Transición en la que no se quiso consultar al pueblo soberano y democrático si quería esa herencia o recuperar la Republica que le fue robada. Nadie duda que quizá el momento era demasiado delicado para realizar esa consulta honesta, justa y necesaria, pero hoy, ¿por qué no? ¿Qué lo impide? ¿Miedo? Quien sabe, tal vez sea algo parecido. Falta de valor. Conformismo. Sumisión a lo establecido aunque sea injusto. Como dice una canción de mi época juvenil: "Un rey no es rey por voluntad divina, sino porque sus antepasados se lo montaron divinamente".

 

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