La estupidez de suprimir los villancicos

La supresión del festival de villancicos en una escuela pública de Avilés es una manifestación más de la ofensiva laicista que desde ciertas instancias proclives a la izquierda tiene lugar en nuestro país.

Lo curioso es que en nombre del pluralismo, la tolerancia y la libertad de expresión, se afirme que en un estado laico no puede haber manifestaciones externas de religiosidad para no ofender a los no creyentes, pero sí se puede ir desnudo por la calle, permitir obras de teatro blasfemas o calumniar a instituciones religiosas en la televisión.

Y todavía son peores las manifestaciones de ese laicismo en el ámbito educativo. No se puede llevar el velo y se han de quitar las cruces, pero sí se puede ir con el ombligo al aire y poner máquinas de preservativos.

Y todo ello ocurre a pesar de que el 80% de ciudadanos se declaren católicos, los cuales por otro lado son manipulados por diversas Federaciones de Asociaciones de Padres, ya que en su nombre y sin consultarles, se pide que se supriman las clases de Religión, cuando resulta que la mayoría las quieren para sus hijos como lo demuestran los hechos.

Con el agravante de que las clases de Religión las escogen los que quieren y la enseñanza laicista que ellos propugnan, cual nuevo dogma, la imponen como obligatoria para todos en la escuela pública. No me extraña que ante este fundamentalismo laicista e intolerante, cada vez haya más padres que opten por la escuela concertada, aunque les cueste más dinero.

 

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