¿Dónde están los del “No a la guerra”?
No deja de resultar curioso que, en una de las pocas intervenciones de claro contenido bélico en las que España participa activamente, no haya pancarteros dispuestos a tomar la calle.
Tras la lamentable muerte de la soldado española Idoia Rodríguez, aún no hay noticia de nuestra progresía manifestándose contra la guerra. No deja de resultar curioso que, en una de las pocas intervenciones de claro contenido bélico en las que España participa activamente, no haya pancarteros dispuestos a tomar la calle.
Qué diferencia con la intervención en Irak del gobierno Aznar: un derrocado Saddam Hussein no le duró ni tres semanas al malvado invasor, aunque tras su derrota nuestra participación sólo podía ser considerada como misión humanitaria. No en vano, terminada la guerra, debía prestarse apoyo a la población civil para velar por sus necesidades vitales. Parece que el error de Aznar fue más su foto en las Azores - esa imperdonable instantánea junto al imperialista Bush - que el desplazamiento de tropas españolas a territorio iraquí.
¿Nos avergonzamos de ello? La progresía sí, pero esconde ahora sus pancartas del "No a la guerra" en el armario, incluso tras la muerte de varios soldados españoles en acto de servicio y en el mismísimo paraíso del burka.
Sólo existe una diferencia entre ambos escenarios bélicos: en Irak intervenía Aznar tras una guerra, mientras que en Afganistán lo hace un defensor de la Alianza de Civilizaciones (invento promovido nada menos que por Irán), un tal José Luis Rodríguez Zapatero, candidato al próximo Premio Nóbel de la Paz.
