La inmigración, problema de Estado.

Cualquier ser humano tiene el derecho a emigrar a otro país si en el suyo no puede trabajar, ganarse la vida y sostener a su familia.

Y España, que tanto se beneficia de una inmigración temporal y rica, como es el turismo, tiene el deber de acoger a la otra inmigración del tercer mundo que desesperadamente busca sobrevivir. Pero creo además que son un beneficio para nuestro país.

En Cataluña han tenido que cerrar la mayoría de les escuelas de Formación Profesional Agraria, porque ni los hijos de los agricultores ni otros jóvenes, quieren dedicarse al campo. Actualmente la mayoría de los trabajos agrícolas los realizan los inmigrantes. Algo similar ocurre en la construcción, en el servicio doméstico y en el cuidado de personas mayores y enfermos.

Así pues, los inmigrantes, además de sus aportaciones a la seguridad social y al PIB, solucionan problemas sociales no pequeños. Es cierto que también los generan, como el de los cayucos, los derivados de la marginalidad, y los de la integración escolar y social, cuya solución no es fácil y que pueden condicionar nuestro futuro.

Sería bueno que los partidos políticos, que ahora deben estar elaborando sus programas electorales, incluyeran en los mismos esas soluciones, y su disposición a consensuarlas con la oposición si ganan. Es un problema de estado en el que no caben partidismos.

 

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