Más protección al ser humano

Recientemente he leído en diferentes medios de gran difusión: En uno de ellos la denuncia contra el asesinato de los “bebés foca”. Los guardas forestales del parque del Guadalhorce de Málaga prohíben a los visitantes que se aparten de las rutas señaladas, para evitar que destrocen algún nido.   A los pocos días otra noticia muy preocupante por parte de la persona que escribía: “Ha llegado a mis manos un folleto denunciando la matanza de más de 350.000 focas en Canadá”, no voy a seguir con su largo comentario, pero termina diciendo “Hago una llamada a las personas de corazón para que no permitan esto”. Y por último otra noticia titulada “No matéis perros, los perros no adoptados no deben ser sacrificados, debéis entregarlos a protectoras de animales”. A mi juicio con toda la razón. Me alegra que se protejan los animales.   Pero me escandaliza y me indigna que el ser humano esté menos protegido que ellos. En el caso del aborto, no es habitual que se informe a las personas que los solicitan sobre los graves riesgos psicológicos que conllevan y que muchas mujeres experimentan con el paso de los años. Que nadie me venga con el cuento de que la ley no obliga a abortar, porque el planteamiento correcto es diferente: Todo Estado de derecho tiene el deber de proteger la vida humana contra cualquier agresor injusto, aunque se trate de sus padres. Es el primer deber de todo Estado que se precie.