Dos rombos y una confidencia: el tabú del Síndrome Post-Aborto

Desde hace un tiempo una joven pareja no se encuentra muy bien. Son de otro país y han pasado unos días en Granada. Me han hecho la confidencia. Sobre todo la mujer padece el llamado "Síndrome Post-Aborto" (SPA). Al poco de casarse ella descubrió que estaba embarazada, y abortó, pues antepuso otros planes en su vida. Ahora está arrepentida. Y padece el SPA.

He consultado con algún psicólogo sobre el tema y me ha comentado que esos estudios están poco difundidos, pero que estamos ante un nuevo frente a tratar en pacientes concretos.

Casi no hay información acerca de este tema en Andalucía, y para informarme más me he ido una página web, la de http://www.nomassilencio.com/. Es de la ONG No más Silencio, cuya presidenta es la prestigiosa psicóloga Pilar Gutiérrez.

En esta página web se señala que "entre los Trastornos de Estrés Post-Traumático (PTSD) que afectan a las víctimas de atentados terroristas, de desastres naturales y a excombatientes de guerra, hay uno que afecta a millones y millones de personas, en su mayoría mujeres: es el Síndrome Post-aborto (SPA).

Recibe su nombre del Síndrome Post-Vietnam, el primer tipo de PTSD estudiado, por la similitud de los síntomas y su intensidad, con el agravante añadido del silencio y la marginación que rodea a la patología resultante de un aborto provocado.

A pesar de los numerosos estudios realizados en todo el mundo y del hecho de que este Síndrome Post-aborto figura en los manuales de medicina y psicología de muchas universidades, una pesada cortina de silencio cubre todo lo relacionado con el aborto, especialmente en España.

Se calcula en 60 millones los abortos realizados anualmente en el mundo, de los cuales más de 700.000 se practicaron en España desde su despenalización en 1985. Por ello, la magnitud de este trauma post-aborto adquiere las características de una epidemia mundial. Pero veamos cuales son los síntomas del SPA.

Depresión, hostilidad e inestabilidad emocional. La Asociación Norteamericana de Psiquiatría, ya en los años 80, identificaba la depresión, la hostilidad, el desinterés y aislamiento, las imágenes recurrentes, el insomnio y pesadillas, y la incapacidad de expresar sentimientos como secuelas psicológicas del aborto.

Otros estudios muestran un alto índice de intentos suicidas, de alcoholismo, bulimia y anorexia, frigidez y disfunciones sexuales, ruptura de relaciones de pareja (un 70%), de maltrato doméstico y autolesiones, de incapacidad de concentración, agotamiento y nerviosismo, crisis histéricas y agresividad.

 

La Universidad de Baltimore (EE.UU.) descubrió que un 64% de las mujeres que habían abortado fueron posteriormente ingresadas en hospitales psiquiátricos, y la Real Academia de Obstetricia de Inglaterra anunció que el 59% de las madres (pues aunque aborte, la mujer sigue sintiéndose "madre") tienen  probabilidades de padecer problemas psiquiátricos graves y permanentes después de un aborto.

Una reacción también frecuente es tratar de olvidar la experiencia o negarla, tratando de reprimir el dolor que ha causado. La Dra. Wanda Franz, de la Universidad de West Virginia, afirma que ello crea un gran desajuste que lleva a un descontrol emocional en situaciones como ver a un niño jugar, oír el sonido de una aspiradora, un miedo irracional a los médicos, etc.

Otro foco traumático después de un aborto es la relación de la pareja. Dado que algunos de los síntomas del SPA son la frigidez, la esterilidad y la inadaptación sexual, hay un alto índice de rupturas matrimoniales y de pareja tras un aborto. El Dr. Milling halló que el 70% de las parejas de rompen en el año siguiente a un aborto.

Y no sólo la pareja, sino la familia entera sufre las consecuencias de la violencia intrínseca al aborto, en forma de malos tratos, también a los hijos. El Dr. Ney (1979) descubrió que el aborto aumenta el maltrato infantil al disminuir el autocontrol instintivo natural y como resultado de la hostilidad y agresividad sintomática del Síndrome P-A. Y en última instancia, es la sociedad entera la que se ve afectada por las secuelas del aborto de numerosas formas. 

 Hasta el momento no existen en España estudios sobre este Síndrome, salvo el informe de 1993 de la Asociación Española de Neuropsiquiatría titulado "Mujer y salud mental" que señalaba como rasgos de las mujeres que abortan más de una vez la inmadurez, la inestabilidad emocional, la sexualidad pasiva y dependiente, la aversión a los métodos anticonceptivos, los problemas de pareja, conflictos con los padres, mala auto imagen, vivencias negativas o traumáticas, y tendencia y rasgos de personalidad patológica: esquizofrenia, paranoia y psicopatía.

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