Una solución que nos compete

En pocos días han llegado a Canarias más de mil inmigrantes subsaharianos. Son más de mil dramas humanos que no resolverán las medidas que al efecto ha adoptado el gobierno. ¿Acaso los aviones bombardearán las embarcaciones que los transportan o las patrulleras les impedirán desembarcar en nuestras costas?   De todas formas, bienvenidas sean estas medidas si sirven para impedir naufragios y que mueran seres humanos; pero no impedirán que continúen llegando mientras nuestra ley de inmigración actúe como reclamo. No obstante, el problema no es sólo de España y de la UE, sino de todo el mundo occidental.   Vivimos escandalosamente bien a los ojos del tercer mundo; y mientras un obrero en paro viva mejor aquí que allí trabajando, el problema será de difícil solución. Por supuesto yo no tengo la respuesta, pero sí sé que pasa por una mayor solidaridad, personal e institucional, que permita el desarrollo de esos países de los que proceden los inmigrantes. Aunque nosotros tengamos que vivir un poco peor.