El valor de la verdad

La verdad es un valor vinculado a la honestidad que implica la actitud de mantener en todo momento la veracidad en las palabras y en las acciones.

Pues bien, para entender el concepto de la verdad, me gustaría compartir la definición tan acertada que hace un autor desconocido sobre la misma y que dice así: "La verdad siempre se consideró como un valor ético, pues da sentido al respeto ante los demás hombres, ante una sociedad, ante uno mismo. Es el pilar básico donde se orienta la conciencia moral y abarca la confianza a esa sociedad; donde todos nos necesitamos para vivir en verdad".

La Sagrada Escritura está llena de frases sobre la Verdad y va más allá, identificando a Dios con la Verdad. De hecho, podemos ver cómo San Juan en su Evangelio lo expresa así: "Dios vino al mundo a dar testimonio de la Verdad. ÉL mismo se autodefinió como el Camino, la Verdad y la Vida.

Así mismo, en el Santo Evangelio de San Juan, se recoge que Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 2 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." La verdad nos hará libres.

Siendo la verdad el compendio de la certeza; aquella que no da a lugar a la duda, me sorprende y me preocupa que actualmente con opiniones tan diversas.

Aunque es más que respetable que cada individuo se acoja a su verdad, es cierto que tendemos a adoptar esa verdad al disfraz que más nos acomode: ya sea a nuestro pensamiento, a nuestra circunstancia, a nuestra ideología, o incluso a nuestra rebeldía. Todo eso lleva a que el sentido verdadero vaya perdiendo forma; a que la desconfianza se adueñe de criterios que no hacen bien a la mente humana; a que se limite la inventiva, a que aumente el afán de comparar, a que se reduzca la profundidad de analizar situaciones que contradicen el sentido común...De manera que nos desvía de la verdadera verdad sin embargo nos encamina hacia un cauce desbordado en dirección a la mentira. La mentira se convierte en nuestra se hace compañera de viaje y el " todo vale " se mezcla con la razón y anula la verdad.

Es la preocupación de una sociedad que comparte otros criterios, otras aspiraciones y sobre todo que ve el poco esfuerzo que transmite a generaciones que necesitan una orientación certera de la verdad.

Me atrevo a decir que la verdad no sólo ha de encauzarse en el terreno de la VERDAD SUPREMA. Por lo que intención es no tratar este desde el terreno religioso puesto que respeto y cuento con la libertad personal de cada ciudadano, aunque me veo en la obligación de manifestar mi dolor al ver "verdades" que van abrumando campos llenos de faltas de fundamento y confianza.

Me apasiona la veracidad de la gente sencilla, comprensiva y abierta al dialogo. Gente que ha madurado con el paso de los años. Personas que ha tenido una actitud ejemplar. Son ese ejemplo del espejo en donde muchos se miran, y se hacen testigo de su valía.

 

Sin embargo, por desgracia, se ha tomado la dañina costumbre de no oír lo que nos conviene, lo que no nos autoriza a seguir con nuestra mentira. De ahí, no puede dejar de preocuparme que exista una constante desviación de las reglas del juego. En ese sentido, no puedo dejar pasar la participación masiva de nuevos partidos políticos sin experiencia. No me cabe duda que esa experiencia la adquirirán con los años, con la madurez que dan las situaciones extremas, pero hoy por hoy, sobre la sociedad campea el vuelo alarmante de la anulación de la verdad.

Y es que esa falta de verdad empobrece las ilusiones nobles, escasea la creación de proyectos realizables y cansa a una juventud que podría dar un buen juego a nuestra sociedad. Por el contrario, recae en  beneficio de otras opciones, no tan ilusionantes, con matices de enfrentamientos, de falta de proyectos para el progreso, y creando en su objetivo rivalidad entre hermanos, ciudadanos; llevando a un y creando in extremo, odio, rivalidades, persecución a idearios contrarios.

Por eso pido desde aquí que entre todos busquemos el valor de las personas. Sólo quiero haceros ver que nos jugamos mucho en el panorama Español. Nos jugamos mucho en cada rincón de España y yo deseo, como muchos recuperar, la sensatez que a veces vemos en el borde del precipicio.

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