Más participación ciudadana

Hoy se celebra en el Palacio de Congresos de Castellón un congreso pionero, organizado por el Ayuntamiento de Castellón, el I Congreso Intermunicipal de Participación Ciudadana. Su fin es ahondar en el modo de gobernanza municipal en nuestros días, abierto a la comunicación y, sobre todo, a la participación de los ciudadanos, que es la auténtica democracia, la cotidiana, la de no limitarse a votar cada cuatro años y, mientras tanto, caer en la tentación de la pasividad, los deseos genéricos o la queja sin soluciones. Me han invitado – y he aceptado con agrado- a ser uno de los ponentes, junto a otros consultores de comunicación, representantes de corporaciones municipales y de asociaciones de vecinos, y por supuesto el alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, que apuesta por este compromiso y reto de mejorar la participación ciudadana.

Este congreso en el marco de la Semana Europea de la Democracia Local, que promociona el Consejo de Europa, con el fin de que surjan propuestas y objetivos concretos, fruto de la reflexión interdisciplinar y plural. Tanto los ponentes como los asistentes proceden de toda la geografía española, para tener una perspectiva amplia.

Sin lugar a dudas, la democracia más real es la que tenemos más próxima, que es la local. Si no se participa en lo más cercano, es utópico o carente de contenido pretender una participación a un nivel geográfico más amplio. Tras siglos de debate en torno a democracia formal y democracia real, la encrucijada de nuestros días reaviva este debate tres circunstancias fundamentales: las facilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de comunicación, la dura crisis económica que padecemos y el evidentemente distanciamiento de los ciudadanos de los partidos políticos.

Nunca como ahora ha habido tantas posibilidades y nunca como ahora ha habido una urgencia de mejorar nuestra vida ciudadana con el impulso de todos. Basta un pequeño ejemplo real para valorarlo. Un amigo observó que en una calle castellonense había ramas de varios árboles que molestaban y podían dañar a los viandantes; envió un mail al ayuntamiento de Castellón y, a los 4 días, los servicios municipales las habían cortado, y también habían efectuado varias tareas adicionales. El movimiento reflejo es quejarse, en vez de exigir y arrimar un poco el hombro. Es un botón de muestra solamente, pero con muchos ejemplos concretos se configura una mentalidad y una realidad diaria participativa.

La participación ciudadana no es sólo un sumando, sino que debe ser un "multiplicador": los servicios ciudadanos han de nutrirse de sugerencias, exigencias o peticiones ciudadanas, y las autoridades han de ser conscientes de que la subsidiariedad –lo que pueda hacer con eficacia una asociación de vecinos no ha de asumirlo un ayuntamiento, por ejemplo- es la señal de que se confía de verdad en la participación ciudadana, que no es un mero adorno ocasional.

Una mayor participación ciudadana urge, y no sólo debe ser un golpe de efecto o unos fuegos artificiales –los Congresos corren ese riesgo-, sino un compromiso. Actividades como este congreso sirven para aglutinar esfuerzos, pero lo que más importa es que del congreso salga un calendario y una evaluación constante: que haya más congresos con conclusiones concretas y que, periódicamente, se valoren avances y estancamientos. La eficacia es el reto, no los discursos grandilocuentes, y que los ciudadanos veamos metas o avances que se van logrando.

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato