Alfredo Pérez Rubalcaba sobreactuó, adjudicándose personalmente la liberación del etarra Iñaki de Juana Chaos, para dejar fuera a Rodríguez Zapatero

Alfredo Pérez Rubalcaba consiguió posiblemente ayer el efecto contrario al deseado, cuando insistió tanto en atribuirse directa y personalmente la decisión de mandar a casa al etarra De Juana Chaos.

El ministro del Interior puso tanto énfasis en asumir personalmente tan difícil papeleta, que quedó demasiado en evidencia su objetivo de “proteger” al presidente del Gobierno de un evidente desgaste político que se va a producir como consecuencia de la cesión.

Rubalcaba utilizó ayer repetidamente la primera persona (“he ponderado cuidadosamente”, “es mi responsabilidad”), en un intento por llevarse en solitario la responsabilidad, cuando es evidente que una decisión de esa magnitud no podría tomarse sin el visto bueno del Ejecutivo, y más en concreto del presidente.

El ministro admitió que era consciente de que muchos españoles piensan que De Juana no merecía esa medida de gracia, porque él no tuvo compasión de sus víctimas, y reconoció que “no les falta razón”.

 

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