La otra historia de la Asamblea de IU-Madrid: un plenario semi-desierto, negociaciones en hoteles y capitulaciones

La asamblea de IU-CM del pasado fin de semana ha sido, a juicio de algunos, el evento menos político desde la creación de la federación. Un plenario semi-desierto, idas y venidas de los líderes de las distintas facciones que llegaron a establecer centros de operaciones alternativos y hasta algún sometimiento llamativo, como el de la llamada Plataforma de Izquierdas.

La asamblea de IU-CM del pasado fin de semana ha sido, a juicio de algunos, el evento menos político desde la creación de la federación. Un plenario semi-desierto, idas y venidas de los líderes de las distintas facciones que llegaron a establecer centros de operaciones alternativos y hasta algún sometimiento llamativo, como el de la llamada Plataforma de Izquierdas.

De unos 700 delegados acreditados en la Asamblea, se personaron únicamente en el plenario algo más de la mitad. Una demostración del difícil momento que atraviesa la federación que lidera Gaspar Llamazares. Según ha manifestado alguno de los presentes, el informe de gestión fue votado por menos de quinientos delegados, cuando hasta ahora era tradicional ver a todos los delegados en su sitio, voto en mano.

Hay quien asegura que el hasta ahora número dos de IU por Madrid, Ángel Pérez, sólo entraba en el plenario para las votaciones y a buscar personas con las que tratar algún asunto. “Los mensajes que quería dar al resto –explica un delegado con cierta ironía- los hacía llegar a través de la prensa”. Este mismo compromisario sostiene que el sector de Pérez parecía tener su centro de operaciones en el hotel situado frente a la sede de CCOO. Incluso se ha dicho que Pérez disponía de una habitación reservada para poder hablar con más tranquilidad.

Al final, se presentaron tres candidaturas. La de Fausto Fernández encontró grandes problemas, no por los avales –que tuvo de sobra- sino por su dificultad para encontrar un cabeza de lista que le sucediera. Curiosamente, a última hora del sábado –el límite para presentar las listas eran las ocho de la noche y se misteriosamente se amplió ese plazo en una hora- decidieron presentar a Javier Blanco.

Los integrantes de la lista de Ángel Pérez se habían negociado días antes. Los Antero, Reneses, Gerardo del Val y Luis Cabo, iban encabezados por el diputado Fernando Marín, un número uno con 64 años: nueve de diputado y casi desde los inicios de la federación, en los órganos de dirección de IU.

La sorpresa fue que se sumaran a este grupo los integrantes de la denominada Plataforma de Izquierdas, de Susana López y Ángel Lara. Esta corriente a la que se le atribuye un marcado carácter comunista acabó compartiendo candidatura con gentes de posiciones mucho más moderadas. Algunos hablaron incluso de una capitulación en toda regla.

La gran sorpresa de la Asamblea fue la lista que incluía jóvenes de IU y algunos veteranos, que fue presentada por Virginia Díaz. Si en las quinielas no pasaban de un 10% o un 14% de votos, este colectivo logró aglutinar al final al voto descontento y hacerse con un 23% de las adhesiones, entrando 17 miembros de su lista.

El inesperado éxito de este grupo augura unos cuantos problemas a la plataforma de Ángel Pérez, cohesionada a pesar de los intereses tan dispares de sus integrantes gracias al prometido reparto de puestos. Al no haber obtenido los resultados esperados, no todos podrán ser complacidos.

El fin de semana se cerró con la elección del diputado regional Fernando Marín, coordinador general de Izquierda Unida-Comunidad de Madrid con el apoyo del 49,3 por ciento de los miembros del nuevo Consejo Político (37 votos a favor, 29 en contra y seis abstenciones).

 

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