Para que ningún militante caiga en la ‘trampa’

Circular interna de Patxi López al PSOE: “El derecho a decidir no puede ser aceptado por un socialista”

Argumenta que esa reivindicación esconde en realidad la lucha por la independencia

Patxi López, secretario general del PSE.
Patxi López, secretario general del PSE.

Patxi López es el dirigente que más está alzando la voz en el PSOE en contra del derecho a decidir que promueven los nacionalistas catalanes y vasco. El secretario general del PSE ha enviado una circular interna a las bases de su partido explican por qué se trata de una trampa y de algo incluso hasta prohibido.

El Confidencial Digital ha podido tener acceso al documento de López ha distribuido entre los socialistas. Lo ha hecho a nivel del País Vasco, pero el documento ya se encuentra en poder de militantes de otras federaciones y está circulando con relativa velocidad en todo el PSOE.

La intención de Patxi López es que el derecho a decidir no se cuele dentro del debate de los socialistas. Considera que él, como perfecto conocedor de lo que le sucedió a Juan José Ibarretxe con su plan, puede explica en qué consiste lo que plantean CiU en Cataluña y la plataforma Gure Esku Dago, con el apoyo de la Bildu y Sortu y del poderoso sindicato nacionalista ELA, en el País Vasco.

El ex lehendakari cree que el PNV planteará con fuerza en un futuro lo que ha llamado Ponencia de Autogobierno, por lo que quiere tener al PSOE preparado para un órdago de los nacionalistas.

Estas son las ideas que traslada López a los socialistas a través de un documento que firma:

-- El “derecho a decidir” no está reconocido como tal en ninguna constitución, ley, tratado o convención internacional. Supone el traslado al ámbito político y social de la capacidad a la libre decisión-elección que tiene cada persona en el ámbito individual, aplicándola a una colectividad previamente identificada como “nación” o “pueblo”.

-- Se presenta como un derecho natural, democrático y sin restricciones, cuando no lo es. Incluso en la esfera personal, la capacidad de uno para tomar decisiones no es absoluta: en muchos casos está sometida a las leyes y en ningún caso puede condicionar el derecho a decidir de otra persona.

-- Se trata, en otras palabras, de una formulación amablemente disfrazada del derecho de autodeterminación externa (independencia), que el derecho internacional únicamente reconoce para casos de descolonización, opresión nacional o explotación de una colectividad, algo que evidentemente no sucede en nuestro país.

-- Es, pues, un concepto que los nacionalistas utilizan para colar de rondón la secesión de Cataluña o de Euskal Herria como algo irreprochablemente democrático, ocultando la realidad y evitando un término que asusta a la ciudadanía. Mucha gente que rechaza rotundamente la independencia, por las consecuencias negativas de todo tipo que traería, acepta sin embargo que Cataluña o Euskal Herria tienen “derecho a decidir su futuro”, expresándolo mediante una “consulta”.

-- De esta forma, el nacionalismo consigue un doble objetivo: primero, presentar su meta final de la independencia como un “derecho”, no como lo que es en realidad, una aspiración; y segundo, hacer que los demandantes de ese supuesto derecho a la independencia no sean ya los nacionalistas, sino “el pueblo vasco” o “Cataluña”.

 

-- El derecho a decidir que invoca el nacionalismo no puede ser asumido o aceptado de ningún modo por un o una socialista consecuente e informado. Y esto hay que decirlo con claridad y sin complejos. Ese supuesto derecho, invocado por los nacionalistas (que son los únicos que lo hacen) no es para que la gente pueda optar sobre un abanico diverso de cuestiones que les afectan. No. Es para decidir sólo lo que ellos ya han decidido que la gente decida: sobre una única cuestión, y sólo una vez y para siempre.

-- En la consulta que se pretende celebrar de forma ilegal en Cataluña, ¿se ofrece a la ciudadanía la posibilidad de elegir entre un abanico de posibilidades: más o menos autogobierno, mejora del Estatuto, federalismo, independencia u otras opciones? No. La doble pregunta es: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado? Sí o no. Y, en caso afirmativo, ¿Quiere que este Estado sea independiente?”.

Es decir, sólo se permite una sola opción, la suya. Y se plantea evitando precisarle a la gente que lo que se estaría decidiendo es la secesión; sin explicarle a la sociedad con claridad lo que supondría, y tratando de acallar las voces discrepantes. No es casual que, sin haberse celebrado en Cataluña una consulta improbable, y sin conocer por consiguiente cuál sería su resultado, la Generalitat haya creado un Consejo Asesor para la Transición Nacional con el fin de preparar las estructuras de un Estado independiente.

Frente a este ejercicio de transformismo y manipulación, debemos afirmar que, en una democracia, la ciudadanía ya decide todos los días y sobre muchas cosas; bien directamente, en las distintas consultas electorales o plebiscitarias, o indirectamente a través de sus representantes en las instituciones.

-- En segundo lugar, hay que destacar que cuando se les pregunta por sus problemas los ciudadanos nos dicen que les preocupa sobre todo su trabajo y el de sus hijos, sus pensiones, la sanidad, la educación, la vivienda… (Sociómetro Vasco, Euskobarometro, CIS). Entre sus inquietudes no figura en lugar descollante esta cuestión que el nacionalismo se empeña en situar en primer lugar.

-- Los Socialistas queremos seguir decidiendo todos los días y sobre todo: sobre los impuestos, por ejemplo, o sobre las basuras, o sobre los peajes, o sobre la instalación en un municipio de una instalación industrial potencialmente molesta. Y queremos que se decida con claridad y con reglas y procedimientos claros; sobre propuestas concretas, no sobre ideas difusas y confusas; y con pleno conocimiento de las consecuencias que tiene una decisión.

Los Socialistas podemos y debemos ser abiertos, como lo hemos sido siempre; y tenemos que estar preparados para intervenir en todos los debates políticos. Pero lo que no podemos y no debemos es ser incautos. La cuestión nacional, para los nacionalistas. A los Socialistas nos importa la “cuestión social”, los problemas reales de la gente.

Estamos y vamos a estar en contra del “derecho a decidir” que predican los nacionalistas. Por razones políticas y morales. Porque la decisión que pretenden imponer por mayoría –elegir ser sólo catalanes o vascos en una Cataluña o Euskal Herria independientes- supone obligar a los demás a una elección –dejar de ser catalanes y españoles o vascos y españoles- que vulnera sus derechos democráticos.

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