“O dimites, o te ceso”: alternativa de Conde Pumpido a Fungairiño, con la negociación del Gobierno con ETA por detrás

“O dimites, o te ceso”. Ésa es la alternativa que planteó el Fiscal General del Estado a Eduardo Fungairiño, que ha conducido a la dimisión, ayer, del Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional.

“O dimites, o te ceso”. Ésa es la alternativa que planteó el Fiscal General del Estado a Eduardo Fungairiño, que ha conducido a la dimisión, ayer, del Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional. Fungairiño, que presentó su salida como una renuncia “por motivos personales”, sin otras explicaciones, había sido citado por la mañana en el despacho de Cándido Conde Pumpido, y fue allí donde escuchó el ultimátum de parte del Fiscal General del Estado, que, para dar más fuerza a la situación, se hizo acompañar del segundo y la tercera de la Fiscalía. Según datos recogidos por El Confidencial Digital en fuentes judiciales, la dimisión “forzada” del Fiscal Jefe ha sentado como un tiro en la Audiencia Nacional, pero también en numerosos ámbitos de la Justicia, que lo han considerado, primero, una mala noticia para la lucha contra el terrorismo, y, segundo, una imposición política intolerable. Técnicamente, el Fiscal General del Estado tiene atribuciones para cumplir la amenaza de cese, por lo que la opción de Fungairiño ha sido optar por una salida sin escándalo, aduciendo “razones personales” (así lo recogió la nota de prensa de la Fiscalía General), y anunciando que optará por pasar al Tribunal Supremo, como Fiscal de Sala, algo que logrará sin problemas porque reúne todos los requisitos. Incluso ha negado que la salida se deba a sus diferencias con Conde Pumpido. Tras la noticia del cese, a Eduardo Fungairiño se le vio ayer, mientras ultimaba asuntos en su despacho, emocionado, también por las numerosas muestras de afecto que fue recibiendo de jueces, fiscales y funcionarios, muchos de ellos incluso con lágrimas en los ojos. Nadie en la Audiencia Nacional se esperaba la noticia. Negociación del Gobierno con ETA En fuentes políticas consultadas por El Confidencial Digital, el brusco cese impuesto por Cándido Conde Pumpido tiene que ver con el momento que atraviesan las relaciones del Gobierno de Rodríguez Zapatero con el entorno cercano a ETA. El Fiscal del Estado ha obedecido —según esas fuentes- las órdenes del Ejecutivo. En concreto, un punto delicado en ese previsible camino hacia la tregua que el Gobierno espera, está siendo el juicio contra Ekin, que ha comenzado en la Audiencia Nacional. Se trata de un proceso especial, puesto que en este caso se juzga, no a los terroristas y activistas, sino a “los políticos” del mundo de Batasuna, algo que puede “enturbiar” el proceso negociador. Esas fuentes políticas destacan que estos días —tal como se ha publicado en ECD- han vuelto a circular los rumores sobre un inminente anuncio de una “tregua definitiva” por parte de ETA, y el cese de Fungairiño puede ser una medida dirigida a impedir cualquier obstáculo a ese anuncio. El juicio de Ekin se está viendo dilatado de forma evidente, también por parte de los defensores, utilizando argucias jurídicas, al parecer en la idea de que, antes de que finalice y haya sentencia, se conozca ese anuncio de ETA. De producirse, el Gobierno podría entonces ordenar al fiscal de la Audiencia Nacional retirar la acusación, un momento delicado porque la presencia de Eduardo Fungairiño podría convertirse en un obstáculo casi insalvable. La Audiencia Nacional lleva mucho tiempo afirmando que Ekin es ETA. Un fiscal número uno Eduardo Fungairiño está considerado el auténtico número uno de la lucha contra ETA. Persona de una capacidad intelectual y memorística notable, se cuenta de él que guarda en su cabeza todos los sumarios e investigaciones sobre la banda terrorista, de la que conoce uno por uno a sus integrantes: es un ordenador andante, según comentario de miembros de la judicatura. El hasta ahora Fiscal de la Audiencia Nacional es una persona muy preparada, trabajador incansable, recto y coherente, con sentido de Estado. Y, además, un jefe que ha sabido conducir a un grupo de fiscales nada fácil, y también defenderles cuando ha sido preciso, incluso cuando en algún caso no lo merecieran, como pudo ocurrir con los fiscales Ignacio Gordillo o Pedro Rubira. La incógnita siguiente es a quién nombrará ahora Conde Pumpido. El requisito básico es que sea un profesional de la Carrera con mínimo de quince años de antigüedad, pero, tal como hemos comentado, los condicionamientos políticos van a pesar mucho más. Todo indica que buscará un fiscal de “su cuerda” para ocupar un cargo tan delicado. Otra cosa es cómo caerá esa designación en la Audiencia Nacional, y si el elegido podrá controlar, en su caso, a los demás fiscales.

 

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