El ‘síndrome del norte’ llega a la Ertzaintza. Un año después del atentado de ETA contra la comisaría de Ondarroa (coche bomba de 100 kilos), la mitad de los agentes están de baja

El 21 de septiembre de 2008, ETA colocó en Ondarroa un coche bomba cargado con 100 kilos de amonal que destrozó la comisaría de la Ertzaintza. Patxi López inauguró el miércoles las nuevas instalaciones. Algunos agentes continúan sufriendo a día de hoy las secuelas de la explosión. Dirigentes del PNV critican la actitud del ‘lehendakari’.

Fuentes del cuerpo consultadas por El Confidencial Digital aseguran que a día de hoy más de la mitad de los ertzainas que trabajaban en la comisaría continúan de baja por las secuelas físicas o psicológicas. Concretamente, ocho de los quince agentes allí destinados llevan todo este tiempo sin acudir a su puesto de trabajo como consecuencia del atentado de ETA. Los otros cinco, sí están en activo.

Los psicólogos definen este trastorno psicológico como ‘el síndrome del norte’, debido a la situación extrema a la que son sometidos los miembros de las Fuerzas de Seguridad en el País Vasco.

El propio Patxi López fue el encargado de inaugurar hace dos miércoles la reconstruida comisaría ondarreta. El ‘lehendakari’ estuvo arropado por el consejero de Interior Rodolfo Ares y por dos viceconsejeros. Pues bien dirigentes del PNV critican la actitud que tuvo López hacia ellos en un acto tan importante para los ‘peneuvistas’ como fue el de Ondarroa.

El municipio vizcaíno es uno de los lugares más hostiles del País Vasco. Feudo tradicional del entorno radical, se encuentra gobernado por una gestora. El alcalde, Félix Arambarri, del PNV, ha sido varias veces objetivo de los proetarras: le han quemado su vehículo en dos ocasiones y su domicilio ha sido atacado con pintura amarilla.

Fuentes del PNV resumen para El Confidencial Digital lo ocurrido el miércoles en Ondarroa:

-- Los integrantes de la gestora (formada por nueve concejales del PNV, uno del PP y otro de EB) acompañaron al ‘lehendakari’ a pesar de tener a la mayor parte del pueblo en contra. Su sorpresa vino cuando, según las fuentes consultadas, el servicio de Protocolo de Patxi López les impidió acercarse y reunirse con él.

-- Los allí presentes critican que López apenas habló con los miembros de la gestora pese al “duro trabajo” que están llevando a cabo en el municipio, un lugar, como decimos, donde el entorno violento es especialmente activo.

Hemos quedado muy mal impresionados con el entorno aislante del ‘lehendakari”, apuntan las mismas fuentes. En cambio, destacan, Rodolfo Ares sí estuvo “muy cordial y cuidadoso”.

-- Los ‘peneuvistas’ definen así lo ocurrido en Ondarroa con Patxi López: “Si no vamos dicen que el PNV no respeta las instituciones, pero cuando vamos nos encontramos con una mala educación que espanta, puesta en marcha por gentes bisoñas en el arte de facilitar las relaciones. Han actuado como si fueran sargentos chusqueros de la Policía”.

 

-- Y concluyen: “López ha perdido una oportunidad de hablar a fondo con un PNV que sufre en carne propia el rigor del entorno violento. Él se lo pierde”.

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