Monumental enfado de Zapatero y Fernández de la Vega con Rubalcaba y la dirección del Grupo Socialista

El enorme fiasco de la derrota sufrida en el Congreso con la reforma de la elección de jueces, por falta de quórum suficiente, ha provocado un enorme enfado del presidente del Gobierno y de la vicepresidenta primera, que echan la culpa a la dirección del Grupo Parlamentario Socialista, con Rubalcaba a la cabeza.

El enorme fiasco de la derrota sufrida en el Congreso con la reforma de la elección de jueces, por falta de quórum suficiente, ha provocado un enorme enfado del presidente del Gobierno y de la vicepresidenta primera, que echan la culpa a la dirección del Grupo Parlamentario Socialista, con Rubalcaba a la cabeza. Según cuentan a ECD fuentes parlamentarias, tanto Rodríguez Zapatero como María Teresa Fernández de la Vega dejaron ver a las claras su malestar por lo ocurrido, no solamente porque el fallo es monumental, propio de aprendices políticos, sino sobre todo porque ha ocurrido con una iniciativa política en la que el Gobierno ha arriesgado mucho por sacarla adelante y que ahora está en peligro.

De acuerdo con estas fuentes, la responsabilidad de lo ocurrido recae directamente sobre el portavoz del Grupo Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que es quien ha de ocuparse de que las cosas funcionen en el Congreso. Y una de las normas elementales de prudencia es contar uno por uno los diputados cuando se acerca una votación trascendental.

Con todo, se apunta indirectamente a Rosa Cunillera y a Diego López Garrido, más que a Rubalcaba, porque en principio esa tarea rutinaria de “pasar lista” a los diputados presentes y ausentes suele estar delegada en el secretario del grupo o el vicesecretario.

El error cometido por Rubalcaba, a pesar de su veteranía, ha sido doble, según las citadas fuentes parlamentarias. En primer lugar, no haber contado los apoyos cuando se avecinaba una votación tan importante, pero en segundo lugar no supo maniobrar cuando comprobó la insuficiente mayoría.

Existen mecanismos parlamentarios, y hasta trucos elementales, para ir retrasando una votación, de forma que dé tiempo a ir llamando los diputados ausentes hasta alcanzar el número exigido, incluyendo avisar a los miembros del Gobierno.

Y es que otro motivo de enfado por parte del presidente y la vicepresidenta es que en el momento de la votación faltaba el propio Rodríguez Zapatero y un buen número de ministros, con lo que su imagen de seriedad política ha quedado por tanto dañada.

 

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