El PP encuentra resistencias internas a su propósito de fusionar ayuntamientos y suprimir diputaciones. Montoro no se atrevió a anunciarlo en el Senado

El ministro de Hacienda y Administraciones Territoriales, Cristóbal Montoro iba a desvelar en el Senado, en su última comparecencia, el futuro mapa de ayuntamientos y diputaciones y se calló: no dijo nada al final. Sólo explicó el plan financiero para pagar a proveedores.

El ministerio se está encontrando una papeleta muy complicada con la restructuración del sector municipal y provincial, según fuentes cercanas al departamento a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital.

Ahora que toca hacer la reforma ya no lo ven tan fácil. No valen las proclamas de “suprimir diputaciones” y fusionar municipios de menos de 5.000 habitantes a “toque de corneta”, como se anunció en la campaña electoral, para lograr ahorros millonarios.

Racionalmente, habría que suprimir el 30 o 40% de los 8.100 municipios, pero hacerlo no es fácil. Y se necesitaría también un pacto con el PSOE, “para engrasar el trago”.

Resistencias en el PP

El equipo del secretario de Estado de Administraciones Territoriales, Antonio Beteta, empieza a ver el tema muy complicado, y a encontrar resistencias en el propio PP. Los barones locales y provinciales no están por la labor de “cualquier fusión”, y se van resistir a perder poder e instituciones como gato panza arriba.

Según fuentes del partido, suprimir diputaciones “es mentar la bicha en el PP”, porque hay mucho poder y voto clientelar alrededor de esas instituciones. La propia vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, defiende las diputaciones.

Por poner un ejemplo entre muchos, el vicepresidente segundo de la FEMP (Federación de Municipios y Provincias), Fernando M. Maillo, del PP, presidente de la Diputación de Zamora, es un defensor acérrimo de estas instituciones y no le van a torcer el brazo fácilmente. Ni a muchos de sus compañeros.

El Gobierno de Zapatero hizo un sondeo y se encontró lo mismo. Con Gaspar Zarrías como secretario de Estado de Cooperación Territorial, se topó con una resistencia feroz a fusionar ayuntamientos.

Ni política ni jurídicamente es fácil, porque no es tanto un problemas de partidos sino de intereses locales y clientelares, filias y fobias entre municipios, y hay mucha gente de partido, de los dos grandes partidos, que vive de y alrededor de los entes locales y provinciales.

 

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