El PSOE gana las elecciones

El “que vuelve la derecha” ha funcionado • Zapatero gana sin mayoría absoluta • El PP pierde aunque recorta distancias

Zapatero volvió a ganar ayer las elecciones, pero sin mayoría absoluta y mejorando solamente en cinco diputados, lo mismo que ha subido el PP. La distancia real entre las dos formaciones fue de 894.000 votos. Según los estudios más de fondo, el mensaje “que vuelve la derecha” es lo que ha salvado al Gobierno porque se ha producido un trasvase de votos desde la izquierda al PSOE.

Ni el PSOE logró mayoría absoluta, ni consiguió distanciarse suficientemente de sus rivales. Y el PP, ni ganó, ni se acercó definitivamente a los socialistas. El PP mejoró en 400.000 votos, el PSOE ganó 38.000 respecto a 2004. Rosa Díez consiguió su escaño en Madrid, y 300.000 votos a nivel nacional; con esos mismos 302.000 votos el PNV tiene 6 diputados. A Nafarroa Bai, 62.000 votos le dan un escaño.

Analistas demoscópicos consultados por El Confidencial Digital apuntan que ayer se produjo un “voto útil de la izquierda”, es decir, desde Izquierda Unida (que pasó de 5 a 2 diputados y por tanto no tendrá grupo parlamentario), pero sobre todo de la izquierda nacionalista radical. Gaspar Llamazares anunció que no volverá a presentarse a presidir la coalición de izquierdas.

Los dos principales socios de Zapatero en el Gobierno, Izquierda Unida y ERC, ha salido muy mal parados en estos comicios.

Esquerra Republicana perdió 5 escaños (pasó de 8 a 3), que fueron a parar al PSC. CiU obtuvo a última hora un diputado más y logra 11 en total. De los 16 escaños que el PSOE aventaja al PP a nivel nacional, en Cataluña la ha sacado 18 a pesar de los problemas del Carmel, el AVE, las infraestructuras y el Estatut.

También los socialistas vascos han salido beneficiados por la caída del voto nacionalista de izquierdas (el PNV cedió uno, de 7 a 6, mientras EA perdió el único que tenía). La participación en el País Vasco bajó 7 puntos, y fue muy alta en los feudos del PP, como Madrid y Comunidad Valenciana pero bajó en los del PSOE.

Si hace cuatro semanas las encuestas anunciaban un empate técnico, conforme pasó el tiempo se detectó que el PSOE iba separándose, lo que lleva a la conclusión de que la campaña ha sido decisiva. Se atribuye a que el miedo a la derecha, el “que vuelven ellos” de Chacón, ha funcionado.

Fracasaron ayer las encuestas a pie de urna que apuntaron una posible mayoría absoluta del PSOE y un hundimiento del PP. La de TVE dio al PSOE 172/176 escaños y 148/152 al PP, pero sobre todo se equivocó la de Telecinco, que anunció 172/178 para los socialistas y 142/147 a los populares.

En el escrutinio oficial del Ministerio del Interior, a medida que pasaba la noche el PSOE iba perdiendo posiciones y ganándolas el PP. Con el 23% escrutado, se dio 175 escaños a los socialistas y 142 a los populares (138 les adjudicaron con el 11,9 escrutado). Desde la sede de Génova se difundían mensajes por móvil que decían: “El PP va a ganar. Paciencia”

 

El ambiente en los partidos

Militantes del PSOE y el PP se concentraron por la noche ante las respectivas sedes, aunque la algarabía fue mayor en la calle Génova. En Ferraz se encontraba desde primera hora Rodríguez Zapatero, que siguió el escrutinio en el despacho de José Blanco.

Blanco protagonizó una comparecencia en la que anunció “la derrota de la crispación y la deslealtad”, un tono que no coincidió con el que posteriormente asumió Zapatero ante los militantes. En un evidente cambio, el presidente del Gobierno anunció una nueva etapa política, sin crispación, en la que intentará llegar a acuerdos en asuntos de Estado. “Gobernaré para todos y con la mano tendida”, resumió. Junta a él estuvo su mujer, y también Trinidad Jiménez, Jesús Caldera o Zerolo, además de José Blanco, que no exhibió un rostro demasiado alegre.

Mariano Rajoy salió al balcón del PP con su mujer (no se le vio demasiado sonriente), con Pío García Escudero, Ángel Acebes, Soraya Saenz de Santa María y Manuel Pizarro. Destacaban las ausencias de Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre.

Rajoy, que se vio convertido en líder de la oposición contra su voluntad porque él esperaba ganar en 2004, tendrá que replantearse si quiere volver a ser candidato del PP, una tarea para cuatro años y que requiere ganas de lucha y ambición política.

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