Los guardias civiles del País Vasco se sienten poco respaldados: fallos de vigilancia en cuarteles, cámaras que no funcionan, bajas psicológicas, poco personal…

El atentado de ETA contra el cuartel de la Guardia Civil en Durango (Vizcaya) de hace unas semanas, que se solventó sin víctimas aunque con muchos daños materiales, ha puesto de manifiesto otra vez los problemas de seguridad en las casas-cuartel en el País Vasco. Los agentes se sienten poco respaldados por sus superiores.

Fuentes de la Benemérita en el Norte a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital ponen de relieve que las medida de protección de los acuartelamientos son insuficientes, sobre todo por la noche, como se demostró en Durango, donde solamente había dos guardias de vigilancia y además sin medios de comunicación internos. La denuncia es que el material es escaso donde se necesita.

Otro de los puntos de inquietud para los agentes es que muchas cámaras de seguridad ubicadas en el exterior de las casas-cuartel en realidad no funcionan, con lo que en esos lugares están “ciegos” por lo que se refiere al perímetro de alrededor.

Las mismas fuentes consultadas por ECD afirman que en muchos cuarteles los agentes de la Guardia Civil prestan servicio hasta que cumplen tres años, que es cuando consigue el Derecho Preferente, y a partir de entonces muchos se dan de “baja psicológica” para evitar correr más riesgos, ante la convicción de que los mandos superiores no se preocupan por ellos. Y así, esperan en casa a que les den nuevo destino.

Según cálculos de las citadas fuentes, ha habido momento en que el 50 por ciento de los efectivos han estado de baja, bien médica, bien psicológica.

 

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