Domina las comisiones de Secretarios de Estado y de Asuntos Económicos

Soraya, más vicepresidenta que nunca

El G-8 ha quedado desmantelado. Catalá y Tejerina se han alineado con ella. No controla a Cospedal ni a Zoido

Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso de los Diputados.
Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso de los Diputados.

Soraya Sáenz de Santamaría ha vuelto a ganar con los últimos cambios en el Gobierno. Después de una legislatura con una fuerte oposición interna, liderada por el llamado G-8, la reestructuración del Consejo de Ministros ha beneficiado a la vicepresidenta, que ha cerrado nuevas alianzas. Como contrapeso, solo aparecen los nombres de María Dolores de Cospedal y Juan Ignacio Zoido.

Según explican a El Confidencial Digital altos cargos del Gobierno, en el Ministerio de Presidencia existía cierta inquietud por la posición que podían adoptar los nuevos ministros, y sus respectivos secretarios de Estado y subsecretarios, respecto a Soraya Sáenz de Santamaría.

La formación de un Ejecutivo más político y más pegado al partido parecía amenazar la línea “más tecnócrata” de la vicepresidenta. Por otro lado, la incorporación de María Dolores de Cospedal al Consejo de Ministros suponía una nueva amenaza a su poder de influencia dentro del Ejecutivo.

Sin embargo, todos los temores se han disipado estas tres últimas semanas. Sáenz de Santamaría ha sabido moverse para incluir a nuevos secretarios de Estado afines. Si a esto se suma el desmantelamiento del grupo de ministros críticos con ella la pasada legislatura, el resultado es que, a día de hoy, “nadie quiera ir a la guerra contra ella”.

Catalá y Tejerina cambian de bando

La salida en masa de los miembros del llamado G-8 (con Margallo, Fernández Díaz, Ana Pastor y José Manuel Soria a la cabeza) ha provocado que los dos únicos supervivientes de ese grupo, Rafael Catalá e Isabel García Tejerina, “se hayan replanteado sus posiciones iniciales”.

Ambos llegaron al grupo de ministros liderado por Margallo “casi por herencia”: Catalá lo hizo de la mano de Ana Pastor, tras suceder a Gallardón en Justicia, y Tejerina avalada por su predecesor en Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete. Por tanto, su “afiliación” al G-8 era “relativa”. Ahora “han cambiado de bando”.

De hecho, explican desde Moncloa, los dos ministros se están “trabajando” un acercamiento a Soraya Sáenz de Santamaría en las últimas semanas. Tanto en sus gestos públicos como en sus actitudes.

Ambos acudieron a la toma de posesión de la vicepresidenta como responsable de Administraciones Territoriales y, además, se han alejado de aquellos que, en su día, lideraron el frente contra ella.

Montserrat y De la Serna no son “cospedalos”

Una vez confirmado el desmantelamiento del G-8, el siguiente reto de Sáenz de Santamaría era evitar que se creara otro grupo de ministros rivales en el nuevo Gobierno. Un riesgo que con la incorporación de María Dolores de Cospedal y otros ministros muy pegados al partido era más que posible.

No obstante, según las fuentes consultadas, Soraya ya tiene garantías de que, al menos, ni Dolors Montserrat ni Íñigo de la Serna son “cospedalos”.

 

La nueva ministra de Sanidad, que en algunos círculos había sido calificada como “afín” a la secretaria general del PP, es de la máxima confianza de Sáenz de Santamaría, que la conoce a la perfección del Grupo Parlamentario en el Congreso.

Además, uno de sus principales valedores políticos es Enric Millo, que ha demostrado su cercanía a la vicepresidenta cediéndole un despacho en la Delegación del Gobierno en Cataluña para que negocie, sobre el terreno, con la Generalitat.

Por último, los dos secretarios de Estado nombrados por Montserrat, Mario Garcés y Roberto Bermúdez de Castro, también se consideran afines a Soraya.

En cuanto a Íñigo Méndez de la Serna, muchos en el PP apostaron por su cercanía a María Dolores de Cospedal. No obstante, en el poco tiempo que lleva en Fomento ha demostrado que pretende mantenerse “imparcial”. Además, ha apostado por un perfil “técnico”, muy alineado con la estrategia de la vicepresidenta.

Controla la Comisión de Secretarios de Estado

La actitud de Montserrat y De la Serna, unida a la incorporación al Consejo de Ministros de Álvaro Nadal, ha dejado atrás una época difícil para Soraya Sáenz de Santamaría. Durante la legislatura pasada tuvo que enfrentarse, en varias ocasiones, a reuniones de la Comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios con gran parte de sus componentes en contra.

Además, Nadal ha pasado a reforzar un equipo económico que, junto a Cristóbal Montoro y Fátima Báñez, permiten a la vicepresidenta llevar la voz cantante en la Comisión de Asuntos Económicos. Una posición privilegiada a la que aspiraba Luis de Guindos, quien insistió, en vano, en convertirse en vicepresidente económico.

Cospedal y Zoido, único contrapeso

Así las cosas, los únicos ministros que a día de hoy ejercen de contrapeso a Soraya Sáenz de Santamaría son María Dolores de Cospedal y Juan Ignacio Zoido.

Ambos, en sus respectivos ministerios, se han rodeado de gente de su máxima confianza para los puestos de secretarios de Estado y han mantenido la apuesta por dar a sus gabinetes un marcado perfil político.

Defensa e Interior, por tanto, se han convertido en los ministerios “inaccesibles” para Sáenz de Santamaría, que ya tuvo duros enfrentamientos, en la pasada legislatura, con Jorge Fernández Díaz. Desde Moncloa aseguran que “las cosas se han relajado ahora”, pero no ponen la mano en el fuego por que la paz se mantenga toda la legislatura.

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