Zapatero deja en papel mojado su promesa de convertir Interior en un Ministerio de Seguridad sobre terrorismo, delincuencia y Tráfico

Corría el año 2002. José Luis Rodríguez Zapatero era secretario general del PSOE y pedía a José María Aznar responsabilidades por la crisis del ‘Prestige’. Y anunció: si llegaba al gobierno, sustituiría el Ministerio de Interior por otro para coordinar catástrofes, la seguridad vial... Cinco años después, la propuesta ha quedado en papel mojado.

La pretensión del líder del PSOE era crear un “gran ministerio de Seguridad Pública”, una necesidad compartida hasta por los liberales dirigida a garantizar la seguridad de los ciudadanos. Este ministerio de nuevo cuño iba a responder en su esquema de Gobierno –decía Zapatero- a una visión de la seguridad mucho más amplia que la tradicionalmente asimilada por el Departamento de Interior.

A juicio del actual jefe del Ejecutivo, una de las principales carencias del Estado era la debilidad de los resortes preventivos, un hecho que se había puesto de manifiesto en una catástrofe como la del Prestige. Además, añadía entonces Zapatero, el citado Ministerio se iba a encargar de gestionar otros graves problemas como la seguridad en el trabajo o el Tráfico.

Unos años después, el programa electoral del PSOE para las elecciones de 2004 recogía dicha propuesta en un apartado llamado “Una seguridad pública que genere confianza. Un Ministerio para la Seguridad”, que se presentaba de la siguiente forma:

-- “La creación de dicho ministerio obedece a una imperiosa necesidad: tras ocho años de gobierno los españoles se sienten más inseguros. Las cifras de criminalidad han aumentado un 30%, la criminalidad violenta se ha disparado y tenemos el triste récord de tasa de homicidios más alta de la Unión Europea. Además, hay menos policías, peor equipados, peor pagados, peor coordinados, más desmoralizados y con una pésima dirección política”.

-- “Frente a este estado de cosas, el gobierno socialista pondrá en marcha, con carácter inmediato, una política global y eficaz de seguridad para todos. Una política para que los ciudadanos estén y se sientan seguros, en calles seguras y en hogares seguros. Todo ello presidido por una decisión de fondo y de forma: llamar al Ministerio del Interior, Ministerio de la Seguridad”.

El cambio no se ha producido. Frente al silencio de los actuales dirigentes del PSOE consultados por El Confidencial Digital para conocer el motivo por el que no se ha acometido la reforma, un dirigente del PP realiza la siguiente reflexión: “En plena campaña electoral los socialistas nos culpaban de todo: de la violencia de género, de los homicidios.... convirtieron la seguridad en un arma arrojadiza electoral. Por eso, decidieron cambiar el nombre de Interior por el de Seguridad. Pero en cuanto subieron al gobierno se olvidaron y sus reformas se han quedado en unificar el mando de la Guardia Civil y la Policía”.

 

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