Está en juego el liderazgo del partido

La cuestión de confianza de Puigdemont esconde una guerra abierta en Convergència

El president había logrado un acuerdo secreto con la CUP que fue vetado por Artur Mas y Francesc Homs

Carles Puigdemont, anunciando en el Parlament la cuestión de confianza.
Carles Puigdemont, anunciando en el Parlament la cuestión de confianza.

Carles Puigdemont anunció el miércoles, después de que la CUP no apoyase los Presupuestos, que se someterá a una cuestión de confianza tras el verano para que el Parlament decida sobre su continuidad. La maniobra, desconocida por altos cargos de Convergència, tiene un doble objetivo: evitar elecciones... y apartar definitivamente a Artur Mas y Francesc Homs.

Según explican a El Confidencial Digital fuentes próximas al gobierno de Junts pel Sí, el ex president y el candidato de CDC a las generales fueron los principales causantes de que, finalmente, no hubiera un acuerdo entre Puigdemont y la CUP. Y el actual jefe del Ejecutivo catalán ha reaccionado con una moción de confianza que pocos esperaban.

Todo comenzó el pasado fin de semana. Carles Puigdemont protagonizó un último intento de acuerdo con la CUP proponiendo a los dirigentes del partido en Gerona, a los que conoce de su etapa como alcalde de la ciudad, un nuevo texto, en el que se incluyeran algunas de las reivindicaciones de la Candidatura de Unidad Popular.

Esa concesión del president, relacionada según miembros de JxSí con los nuevos impuestos que reclamaba la CUP, convenció a la rama gerundense del partido, y ambas partes acordaron ratificar el posible pacto el lunes, una vez presentado el documento a las ejecutivas de las dos formaciones.

Mas y Homs vetan el acuerdo

Fue entonces cuando, según las fuentes consultadas, se entrometieron Artur Mas, ex president y líder de CDC, y Francesc Homs, candidato de los convergentes en las elecciones generales del próximo 26 de julio.

Ambos, junto al actual consejero de de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull, se negaron tajantemente a “dar un paso atrás” en la postura del partido sobre los Presupuestos. El propio Mas, de hecho, recordó que él ya había llegado a un acuerdo de estabilidad con la CUP antes de renunciar a la investidura y que, por tanto, el govern no podía volver a plegarse a los deseos de los radicales.

Así las cosas, trasladaron a Puigdemont que Junts pel Sí no podía realizar ninguna concesión y que a la CUP, por tanto, solo le cabían dos opciones: o apoyar los Presupuestos, o provocar, con sus votos en contra, que haya nuevas elecciones regionales y poner en riesgo, de esta forma, el proyecto independentista.

El as en la manga de Puigdemont

Las fuentes consultadas por ECD explican que el enfado de Puigdemont, después de ver vetado un principio de acuerdo con la CUP que tanto le había alcanzado vetar fue mayúsculo. Desde el equipo del president, de hecho, se llegó a acusar a Mas y a Homs de querer forzar unas nuevas elecciones para volver a la primera línea política en Cataluña y conservar el poder en CDC.

Y, para evitar que el actual líder de Convergència y su número dos logren su objetivo, Puigdemont sacó un as de la manga: el anuncio de una cuestión de confianza en septiembre para que el Parlament decida el futuro de su gobierno.

Esa maniobra, explican las fuentes consultadas, la conocían solo unos pocos. El president lo consensuó con Oriol Junqueras y representantes de Junts pel Sí, pero se lo ocultó a gran parte de los diputados de CDC. Por eso, “muchos no pudieron evitar que se les notara la cara de sorpresa cuando Puigdemont lo anunció”.

 

Los halcones de CDC y la crisis de la CUP

Desde Junts pel Sí afirman que la cuestión de confianza de Puigdemont es “todo un órdago” que persigue un doble objetivo: evitar las elecciones y apartar, definitivamente, a Artur Mas y Francesc Homs del control del partido.

En ese sentido, las fuentes consultadas explican que, si el actual president logra el respaldo del Parlament, la amenaza de unos nuevos comicios quedará paralizada y Puigdemont, además, se impondrá, a nivel interno, al sector de los “halcones” dentro de Convergència.

Esa facción, de la que ya se ha hablado en estas páginas, está integrada por la vieja guardia del partido -con Artur Mas, Francesc Homs y Josep Rull a la cabeza- y su único objetivo es mantener el poder dentro de CDC incluso después de su refundación.

Puigdemont, eso sí, necesitará en la cuestión de confianza el apoyo de una CUP que ha demostrado estar, también, más que dividida. Personas conocedoras del funcionamiento interno de este partido explican que el propio grupo parlamentario tiene dos facciones bien diferenciadas, entre los que estaban dispuestos a apoyar los Presupuestos y los que no.

El frente de Anna Gabriel, absolutamente contrario a respaldar las cuentas del govern, se ha impuesto en esta guerra. No obstante, cada uno de los dos grupos de la CUP está representado por cinco diputados, por lo que los choques se mantendrán hasta la cuestión de confianza a Puigdemont en septiembre.

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