Claves de lo que se vio el 26-J en el balcón de Génova

La soledad de Rajoy y el ultimátum de ‘Viri’

Elvira Fernández le planteó que abandonara la política al comprobar las conspiraciones dentro del PP y las acusaciones de ser un “obstáculo para la gobernabilidad”

Mariano Rajoy y Elvira Rodríguez en el balcón de la calle Génova.
Mariano Rajoy y Elvira Rodríguez en el balcón de la calle Génova.

Ni porque Albert Rivera haya pedido su cabeza, ni por presiones del IBEX 35. La continuidad de Rajoy ha estado en entredicho por los comentarios de su esposa o sus hijos. Pero Elvira Fernández ha sido su principal apoyo en los momentos de mayor soledad. Un respaldo que explica el agradecimiento público en Génova.


Mariano Rajoy, exultante de felicidad, apareció triunfante en el balcón de la sede nacional de su partido en torno a la medianoche del domingo para compartir con los suyos la alegría por el triunfo.

Junto a él, siempre a su lado, su mujer, Elvira Fernández, visiblemente emocionada, sonriente con su marido en la victoria que había cosechado el 26-J, al lograr 137 escaños, 14 más que en las elecciones de diciembre.

La soledad en la que ha visto a Rajoy

Personas con acceso a La Moncloa revelan a El Confidencial Digital que Elvira Fernández ha estado “más al lado de Rajoy que nunca” en los últimos seis meses. Y le ha intentado transmitir “tranquilidad” en todo momento. “Quedó tocada el 20-D al no ver reconocido el trabajo de cuatro años muy duros”, admiten.

Tras las elecciones de diciembre, ‘Viri’ cayó en la cuenta de que se avecinaba uno de los momentos políticos más delicados para Mariano Rajoy. En el PP no tardarían en afilarse los cuchillos para pelear por la sucesión y las complicaciones para resultar reelegido iban a ser reales, como el tiempo le daría la razón.

Fernández le convenció de no tirar la toalla. No solo le apoyaba si decidía presentar batalla al sector crítico que reclamaba otro liderazgo en el partido, sino que le incitó a hacerlo. Un ejemplo que ilustra en buena medida el fuerte carácter y la influencia que ejerce sobre el presidente.

La noche del 26-J, el ultimátum de ‘Viri’

Pero no eran solo las conspiraciones en Génova y en el Gobierno. El bloqueo y aislamiento al que le venían sometiendo sus rivales políticos, a pesar de haber ganado las elecciones del 20-D, comenzaron a inquietar a su esposa, quien le confesó las dudas sobre la conveniencia de que siguiera. Le llegó a plantear que abandonara la política. Ella estaría ahí.

“Tenía claro que iba a apoyarle en la decisión que tomara, pero lo estaba empezando a pasar mal. Ella más que él. Los ataques que estaba recibiendo Rajoy por todos los frentes eran muy duros”, explican fuentes próximas al matrimonio.

Por ello, el resultado electoral del 26-J resultaba decisivo. La noche fue vivida por  ‘Viri’ y los hermanos de Rajoy en el despacho de la planta séptima como “un auténtico referéndum”. La presencia, por primera vez, de su hijo mayor, Mariano, se explica también “por la trascendencia de aquel momento para el futuro político de su padre”.

El agradecimiento público en el balcón

Pero el líder del PP superó la barrera psicológica de los 130 escaños en el Congreso y confirmó a su mujer que “se encontraba con más fuerzas que nunca para seguir dando la batalla”.

 

En las primeras horas de la noche electoral, su círculo más próximo se negó, temeroso, a pronosticar un número de diputados. Al cierre de los colegios electorales, sondeos en la mano, los miedos se apoderaron de la dirección nacional. Pero llegó “la remontada”, y de las caras largas se pasó a la euforia total.

Mariano Rajoy se proclamó “enormemente orgulloso del PP” y agradeció desde el balcón a los votantes, a los cargos, a los apoderados e interventores y a los miembros de su equipo, aunque sin mencionar nominalmente a nadie. “Solo voy a citar a mi mujer”, dijo y, en ese momento, le dio un beso que fue aplaudido por todos los congregados en la calle Génova. La clave de ese gesto está explicada más arriba.

“Satisfecha” por el reconocimiento al trabajo

Según pudo comprobar también ECD, Elvira se mostró en privado emocionada y “satisfecha” con Rajoy, tras retirarse del balcón de la sede del PP agobiada por el calor, “porque por fin se ha reconocido el trabajo bien hecho”.

Y le vino a trasladar, con gesto de complicidad, su consentimiento a que peleara para intentar formar Gobierno. “Se lo ha ganado”, manifestó.

“El beso es el agradecimiento particular de Rajoy a su mujer, a tanto sufrimiento, nerviosismo contenido y por haberle apoyado siempre en estos meses tan difíciles”, resumía en ese momento uno de los más estrechos colaboradores del presidente.


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