El boicot a Benedicto XVI en La Sapienza provoca duras críticas de intelectuales de izquierda y entre los laicistas: “Italia era un país tolerante”

Intelectuales de la izquierda italiana y destacados defensores del laicismo del país transalpino han publicado estos días en los principales periódicos del país duros alegatos contra el boicot a la visita del Papa Benedicto XVI a la Universidad de La Sapienza, en Roma. “Algo se ha roto, dramáticamente”.

La cancelación de la visita tras las protestas de un grupo de estudiantes y 67 docentes del centro ha provocado reacciones de descontento entre los principales líderes políticos italianos. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha declarado que considera “inadmisibles las manifestaciones de intolerancia y los anuncios ofensivos que han creado un clima incompatible con un libre y sereno diálogo”.

El primer ministro italiano, Romano Prodi, ha dicho: “ninguna voz debe ser silenciada en nuestro país, y mucho menos la del Papa”. Por último, el líder del Partido Democrático de la Izquierda, Walter Veltroni, ha señalado que “pierde la cultura liberal”.

Sin embargo, los principales analistas –tanto de la derecha como de la izquierda- también han dejado sentir su malestar por lo sucedido. La Repubblica, el principal diario de izquierdas, ha pedido expresamente una profunda reflexión sobre los planteamientos laicistas. Uno de sus editorialistas, Ezio Mauro, ha dejado escrito:

-- Hasta ayer, era este un país tolerante, donde la fuerte impronta religiosa, cultural, social y política del catolicismo coexistía con opiniones, prácticas, culturas y creencias diversas (…). Algo se ha roto, dramáticamente, ante la mirada del mundo entero. El Papa ha debido corregir su agenda y cambiar su programa, para no afrontar el rechazo anunciado de la universidad que lo había invitado. El resultado es un cortocircuito cultural y político de impacto mundial, que se puede resumir en pocas palabras: el Papa, que es también obispo de Roma, no puede hablar a la Universidad de su ciudad, en esta Italia mediocre de 2008.

Otro diario de izquierdas, La Stampa, ha recogido el comentario de Gian Enrico Rusconi titulado “La derrota de los laicos”. En esta pieza, afirmaba: “es la laicidad como tal la que queda puesta en entredicho porque se muestra incapaz de defender sus propios principios”.

Por último, el conocido columnista Ernesto Galli della Logia ha publicado en Il Corriere della Sera un durísimo alegato con el título “Laicismo obligatorio” en los siguientes términos:

-- Existe la idea de que en una democracia que quiera de veras serlo, la religión debe ser excluida de cualquier espacio público; que existen orientaciones culturales e ideales –de entre los cuales los religiosos ocupan un puesto importante– que son radicalmente incompatibles con la sociedad democrática y con su ethos público; y que por tanto en la universidad puede tener cabida exclusivamente aquello que se autodefine como librepensamiento. Idea inquietante esta, que lleva inevitablemente a un obligatorio laicismo de Estado, de pública preferencia social por la irreligiosidad: en definitiva, todo aquello en lo que la auténtica tradición liberal se ha guardado siempre de reconocerse, viendo en ello justamente una más que probable antecámara del despotismo”.

 

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