El arzobispo de Canterbury realiza su primera visita oficial a Benedicto XVI para hablar de la situación interna que vive la iglesia anglicana

El líder de los anglicanos, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, realizará el próximo 23 de noviembre su primera visita oficial al Papa Benedicto XVI en el Vaticano. El último encuentro formal en la Santa Sede tuvo lugar hace 40 años y en ámbitos eclesiásticos se interpreta este acercamiento al catolicismo como una vía de escape del líder anglicano para hablar de los problemas que azotan a su iglesia.

Según las fuentes eclesiásticas consultadas por El Confidencial Digital, esta visita del arzobispo de Canterbury resulta significativa tanto por el interés de Benedicto XVI que busca “la unión con los ortodoxos y el anglicanismo” al tiempo que se indica que “cuando los anglicanos van a Roma es para hablar de su situación interna”. Este año se cumple el 40 aniversario del histórico encuentro en 1966 entre su predecesor el arzobispo Michael Ramsey, y el Papa Pablo VI.   Hace cuatro décadas que tuvo lugar la primera reunión formal entre las cabezas de las dos iglesias desde que el rey de Inglaterra Enrique VIII rompió relaciones con Roma en el siglo XVI. En los últimos 10 años, las relaciones entre ambas iglesias han resultado tensas por la diferencia de pareceres acerca del sacerdocio femenino y los obispos homosexuales que se promueve internamente en el anglicanismo.   Como decimos, la significativa visita del arzobispo de Canterbury se valora positivamente en ámbitos eclesiásticos. Tras décadas de diálogo optimista, Rowan Williams y Benedicto XVI tienen en su mano hablar sobre las dos cuestiones “que están dividiendo aún más a anglicanos y católicos”. Esto es: la bendición a uniones del mismo sexo en la Iglesia Anglicana de Canadá y los pasos para ordenar obispos a mujeres en la Iglesia de Inglaterra; aspectos con los que la Iglesia Católica nunca ha transigido y que está levantando críticas internas entre los responsables anglicanos en el seno de su Iglesia.   Williams mantuvo un encuentro con el entonces Papa, Juan Pablo II. En aquel momento el Sumo Pontífice le explicó al arzobispo de Canterbury que permitir abiertamente el clero homosexual en la Comunión Anglicana constituía una "seria dificultad" en el camino a la unidad cristiana.   Ahora, la Iglesia Anglicana –formada por 77 millones de fieles- está sintiendo las réplicas del 2003, cuando la Iglesia Episcopal en Estados Unidos designó a un obispo que confesó su homosexualidad en New Hampshire. Los obispos anglicanos de África, Asia y América latina criticaron severamente el clero homosexual y han sugerido que los que disienten con los episcopales estadounidenses deberían instaurar su propia iglesia.   Hay que recordar que las iglesias Católica y Anglicana ya estuvieron divididas por la ordenación de mujeres sacerdotisas. La Iglesia de Inglaterra -madre del anglicanismo mundial- aprobó en 1992 y llevó a cabo, por primera vez, la ordenación de mujeres dos años después. Y en el mes de julio de 2005, el cuerpo que gobierna a la Iglesia de Inglaterra votó para permitir a las mujeres ser obispos.   Así las cosas, la Iglesia Episcopal aprobó el pasado sábado 4 de noviembre su primer primado femenino -o cabeza de la iglesia- cuando la obispo de Nevada, Katharine Jefferts Schori, se convirtió en obispo presidente.

 

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