La documentación incautada lo revela

Por qué el Estado Islámico quiere secuestrar a un policía en España y grabar su ejecución

Objetivo: provocar una respuesta violenta de los cuerpos policiales sobre jóvenes musulmanes, que éstos se radicalicen y se pasen al yihadismo

Operación contra el yihadismo en Ceuta.
Operación contra el yihadismo en Ceuta.

Secuestrar a uno o varios agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en España para, posteriormente, grabar su ejecución y difundirla con el ‘agit prop’ que caracteriza al Estado Islámico en Siria e Irak. La consigna busca provocar una reacción policial contra las poblaciones musulmanas que incite el reclutamiento de jóvenes yihadistas en nuestro país.


El complot terrorista, del que la Policía tiene conocimiento desde el pasado mes de enero, fue desvelado en exclusiva por El Confidencial Digital. Provocó una considerable alarma en el cuerpo y fue confirmado públicamente la pasada semana por el consejero de Interior catalán, Ramon Espadaler, en una reunión reservada con mandos de los Mossos d’Esquadra.

Tras el encuentro, la alerta terrorista en Cataluña se elevó al ‘nivel 4’, es decir, “riesgo de atentado inminente”.

Según ha sabido ahora ECD, la información que dispone tanto Interior como los servicios de inteligencia antiterroristas alertan de que los yihadistas buscan un golpe de efecto mediático mediante el secuestro de un agente del orden, al que posteriormente ejecutarían.

La grabación de su muerte sería difundida por los terminales mediáticos pertinentes y redes sociales afines para convertir la pieza en un vídeo viral. Se busca replicar lo que ha conseguido el Estado Islámico con la ejecución del piloto jordano o la decapitación de periodistas occidentales secuestrados en Siria.

Pero el fin último de todo el plan, según confirman a ECD fuentes de los servicios de inteligencia dedicadas a la investigación del fenómeno yihadista, es conseguir que entre los cuerpos policiales se genere un clima de hostilidad hacia las poblaciones musulmanas. Que aumente su presión sobre ellos y, fruto de este hostigamiento, que “se produzca algún incidente derivado de la tensión” que se crearía entre los agentes “tras el ataque a uno de los suyos”.

Que la policía “pierda los papeles”

Estos datos, aseguran estas voces, provienen de material que ha sido incautado recientemente a elementos terroristas. Las fuentes consultadas prefieren mantener la reserva sobre el tipo de material conseguido y las circunstancias que han rodeado su obtención.

Pero admiten que, según esta documentación, la consigna es clara: conseguir que la Policía “pierda los papeles” en algún momento y acose a la población musulmana de forma insoportable. Se buscan escenas de “persecución y brutalidad” por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hacia la comunidad islámica.

Los ‘cerebros’ de esta estrategia han llegado a la conclusión de que la islamofobia, uno de los factores sobre los que giran sus técnicas de captación, no está tan extendida en España como en otros países de Europa como Reino Unido, Francia o Alemania. Es preciso fomentarla.

Revueltas como las de París en 2005

Pese a que en la última década se ha disparado en Europa el éxito de los partidos de ultraderecha que llevan en sus programas propuestas racistas y excluyentes –como el veto a los burkas y niqabs-, “en España todavía es un fenómeno bastante minoritario”, aseguran las fuentes consultadas.

 

De hecho, recuerdan que pese a que se han producido incidentes puntuales en comunidades musulmanas de Ceuta, Melilla o Barcelona, no se registran grandes manifestaciones anti islámicas como sucede en Alemania o como los graves disturbios registrados en París en 2005.

En aquellos altercados, la policía gala abatió a dos jóvenes musulmanes en los suburbios de la capital francesa, desatando una oleada de revueltas violentas. Durante 19 noches, la Policía recibió órdenes del entonces ministro de Interior Nicolás Sarkozy de ser “implacables”.

“Esto es, precisamente, lo que los yihadistas buscan ahora aquí: iniciar una persecución y que ésta degenere en revueltas”, aseguran estas fuentes de inteligencia.

La Policía toma medidas

Por lo pronto, los agentes han decidido extremar las precauciones para reducir el riesgo de sufrir un secuestro. Se les ha dado orden de no identificarse como agentes del orden fuera de sus horas de trabajo, de no utilizar ropa que les relacione con su actividad policial en gimnasios o instalaciones deportivas, o de extremar la vigilancia ante posibles seguimientos.


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