Roberto Flórez, el ex agente del CNI condenado por espiar para Rusia, ha salido en varias ocasiones de la prisión de Estremera (Madrid). ¿Lo delató el KGB?

Roberto Flórez, el ex agente del Centro Nacional de Inteligencia condenado a nueve años de prisión por traición, tras sustraer documentos secretos para venderlos a Rusia, está saliendo de la cárcel esporádicamente, sólo dos años después de haber sido condenado. Unas salidas que se han producido con enorme discreción, prácticamente en secreto.

Flórez, cabo de la Guardia Civil, ingresó en el CNI en 1991, desarrolló misiones en el extranjero, regresó a España y permaneció en el Centro hasta 2004, en que solicitó la baja.

Tres años después, en julio de 2007, fue detenido en Tenerife, donde residía, y en el registro de su domicilio se encontró abundante material clasificado secreto, perteneciente al CNI.

Juzgado en la Audiencia Provincial de Madrid, en febrero de 2010 fue condenado a 12 años por traición. Meses después, en diciembre, el Tribunal Supremo rebajó la pena a 9 años, que es la que actualmente cumple.

Salidas secretas

Según revela “Espías y traidores. Los 25 mejores agentes dobles de la historia”, de Fernando Rueda, editado por La Esfera de los Libros y que hoy sale a las librerías, Roberto Flórez, uno de los protagonistas de la obra, ha salido en varias ocasiones de la prisión de Estremera, una de las más modernas de Madrid, a unos 70 kilómetros de la capital. Se trata de salidas prácticamente secretas, de las que apenas se ha tenido conocimiento.

La mujer del ex agente del CNI, que vivía en Tenerife, ha traslado su residencia a Madrid para estar cerca de su marido, y también para facilitar esas medidas penitenciarias favorables.

Entregado por el KGB

Las relaciones con los servicios secretos rusos, a lo que, según la sentencia, Roberto Flórez trató de vender los documentos del CNI, se descubrieron cuando ya hacía tres años que había abandonado el Centro.

El CNI presentó la detención como una exitosa operación de contraespionaje, en lugar de reconocer un fallo grave de seguridad. Fernando Rueda explica que era imposible que hubiera sido producto de una investigación interna, precisamente porque Flórez ya no pertenecía al Centro.

 

La única posibilidad –apunta- es que alguien lo delatara. Puesto que nadie, ni siquiera su mujer, conocía la actividad doble a que se dedicaba, la sospecha apunta precisamente a los servicios secretos rusos, al KGB, que lo habría entregado a cambio de algún trueque entre servicios de inteligencia, por considerar que se trataba de un topo que ya había aportado todo lo que podía suministrar y por tanto había dejado de tener utilidad para ellos.

Pendiente del Constitucional

La condena por traición está recurrida ante el Tribunal Constitucional, que tendrá que fallar si se ajusta a derecho. La defensa de Flórez argumenta que el juicio fue nulo, porque no se aportaron todas las actuaciones.

El recurso se basa en que, cuando se efectuó el registro en el domicilio del ex agente, los que lo practicaron sabían exactamente dónde se encontraban ocultos los documentos secretos. Y eso únicamente era posible si ya habían entrado antes en la casa.

Los agentes del CNI pueden realizar penetraciones de forma legal, previa autorización del juez del Supremo competente. Sin embargo esas actuaciones tiene carácter secreto, y por tanto no se aportó el dato al sumario. La defensa considera que no tuvo acceso a todas las actuaciones, y por tanto el juicio tiene que ser declarado nulo.

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