Accidente Aéreo en Francia

La aviación comercial tiene confirmados al menos 4 casos de pilotos suicidas que estrellaron su avión

Hace dos años un comandante lazó la aeronave contra el suelo en Namibia. En 1997 se produjo otro caso en Indonesia, y en 1994 un marroquí precipitó contra el suelo su ATR-42

Foto de Andreas Guenter Lubitz publicada por PARÍS MATCH.COM.
Foto de Andreas Guenter Lubitz publicada por PARÍS MATCH.COM.

El fiscal francés que investiga el accidente del vuelo de Germanwings, que causó la muerte de sus 150 pasajeros, ha apuntado esta mañana la posibilidad de que se trate de un suicidio deliberado del copiloto. Existen al menos tres precedentes en la aviación civil.

La información publicada hoy por el diario The New York Times apuntaba a que el piloto no pudo acceder a la cabina del avión antes del accidente. Durante los ocho minutos que duró el descenso de la aeronave, el piloto intentó derribar la puerta para entrar, pero el copiloto tenía la puerta bloqueada.

Todas las sospechas se centran en Andreas Lubitz, copiloto del Germanwings de 28 años y con poca experiencia de vuelo. La caja negra ha revelado que Lubitz permaneció en silencio, aunque consciente, y condujo “de forma voluntaria el avión” hacia las faldas de los Alpes franceses según ha admitido el fiscal del caso.

Estos datos han llevado a la fiscalía francesa a manejar abiertamente la hipótesis del suicidio. Una situación muy poco común, aunque existen precedentes similares según ha podido saber El Confidencial Digital de fuentes de la aviación comercial.

Hace dos años, en 2013, un avión de las líneas aéreas de Mozambique (LAM) se estrelló en Namibia acabando con la vida de sus 33 ocupantes. La investigación posterior demostró que el comandante de la nave, Herminio dos Santos, tuvo “clara intención de provocar una catástrofe”.

Años atrás, en 1997, el vuelo 185 de la compañía Silkair se estrelló mientras realizaba el trayecto Jakarta-Singapur. A bordo del Boeing 737 viajaban 103 personas. La investigación reveló que el piloto descendió rápidamente pese a que no existía ningún fallo mecánico.

En 1994, el piloto marroquí Youneff Khayati, de 32 años, estrelló su ATR-42 sobre las montañas que rodean la ciudad de Agadir. A bordo iban 44 personas. La copiloto pido ayuda a la torre de control, advirtiendo que el piloto tenía una actitud extraña. Las últimas palabras que recogió la caja negra antes de chocar contra el terreno fueron del propio Khayati: “morir, morir…”.

En este último caso se descartó finalmente que se tratase de un atentado islamista. Hipótesis que se barajó por la coincidencia de fechas del accidente con el asesinato de dos ciudadanos españoles en Marruecos, ametrallados por yihadistas. Ambos sucesos no tuvieron conexión.

Además, en la historia de la aviación se han registrado casos en los que la hipótesis del suicidio del piloto ha sido la prioritaria, pero nunca llegaron a confirmarse como tal. Por ejemplo, en 1999, un vuelo de Egypt Air se precipitó contra el Atlántico, o un piloto ruso que en 1977 robó un Antonov y lo estrelló contra el edificio de su ex mujer. También se han dado situaciones similares con pequeñas aeronaves o avionetas, o incluso aviones de transporte. Pero los incidentes en la aviación comercial de pasajeros son escasos.

 

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