Acaban de regresar a España

Dos hermanos, guardia civil y policía, han viajado a la India para enseñar defensa personal a mujeres y niños

Luis y Juan Carlos están destinados en León. Han estado dos semanas en Jaypur instruyéndoles para que puedan protegerse contra agresiones

Los hermanos Luis y Juan Carlos Zorita, guardia civil y policía, enseñando defensa personal a mujeres y niños en India.
Los hermanos Luis y Juan Carlos Zorita, guardia civil y policía, enseñando defensa personal a mujeres y niños en India.

Luis Zorita es un guardia civil y su hermano Juan Carlos, policía local. Ambos están destinados en León y se han pagado un viaje de dos semanas a la India para enseñar defensa personal a mujeres y niños para que puedan protegerse contra agresiones machistas.

La India es un país en el que las mujeres sufren constantes violaciones y abusos sexuales. Se trata de una sociedad en la que las familias eligen para sus hijos la mujer que más les conviene y ésta se ve obligada a contraer matrimonio.

Las mujeres son sometidas a la voluntad de sus maridos y muchas de ellas sufren acoso y agresiones por parte de ellos sin que la sociedad haga nada por remediarlo. Incluso hay lugares en los que se quema a la mujer cuando muere su marido y se entregan niñas a los templos para que sean utilizadas como objetos sexuales.

Ante esta situación, Luis y Juan Carlos Zorita, dos hermanos de León que son guardia civil y policía local, respectivamente, han decidido costearse un viaje a la localidad de Jaypur para ayudar a mujeres y niños a protegerse contra estas agresiones.

Ambos acaban de regresar a España el pasado viernes 2 de junio, de un viaje que ha durado dos semanas y en el que han podido conocer la situación que se vive en ese país. Sus clases de defensa personal causaron una gran expectación, ya que no se había realizado un proyecto parecido.

Un viaje a otro mundo

Luis y Juan Carlos Zorita salieron de Madrid rumbo a la India el pasado 18 de mayo. Tras 13 horas de viaje con escala en Dubai, lograron llegar a Nueva Deli, donde cogieron un taxi para trasladarse a Jaypur, una “pequeña” ciudad de unos 3,5 millones de habitantes, más o menos como Madrid.

Tardaron cinco horas en recorrer los 240 kilómetros que separan ambas ciudades y la primera cosa que les impactó fue el tráfico: “Nos jugamos la vida en cada kilómetro, ya que no se puede imaginar uno la forma de conducir en lo que vale todo, con peligrosos adelantamientos y autovías en las que algunos coches vienen en sentido contrario”, relata Luis Zorita.

Llegaron a Jaypur y al caer la noche aún superaban los 30 grados. Durante el día se llegaban a alcanzar los 45. Los dos hermanos se hospedaron en un apartamento de la ONG Cooperatur y emplearon los dos primeros días en adaptarse al medio, conocer el país y saber lo que se puede hacer y lo que no.

Clases de defensa personal

Enseguida se pusieron manos a la obra para trabajar con mujeres de la localidad y visitaron varios orfanatos de unos 40 niños y niñas que “no tienen nada más en la vida que a sus educadores y profesores”.

“A nuestra llegada lo que más impacta es el cariño de algunos hacia nosotros sin conocernos de nada y dándose a conocer y participar con ellos de lo poco o nada que tienen”, comenta sorprendido Luis Zorita.

 

Los niños tenían edades comprendidas entre los 3 y los 16 años. Y para las clases, Luis y Juan Carlos decidieron hacer más hincapié en las niñas, ya que son las que más sufren todo tipo de agresiones.

Impartieron clases de defensa personal tanto a las mujeres como a los niños, que causaron “gran aceptación y asombro”. A las mujeres les sirvieron de gran utilidad, mientras que para los niños suponían juegos y diversión. Algo irónico para Luis, ya que “no se daban cuenta que se estaban defendiendo de una agresión”.

Las clases se realizaban siempre por la mañana debido al calor y en ellas se les instruía en guardias, distancia de seguridad, desvío y esquivas, agarres, golpeo, zonas de golpeo eficaces, ejercicios de estrés, ejercicios de fuerza, agilidad, reflejos y coordinación, y al finalizar la clase, estiramientos y relax.

“Los niños son incombustibles y no se cansan. Todo les parece poco y uno al final cede ante sus pretensiones y se siguen haciendo cosas relacionadas con la defensa”, comenta Luis Zorita, quien ha escrito un diario contando su experiencia.

Un proyecto difícil de repetir

Antes de regresar a España, les preguntaron a Luis y a Juan Carlos si volverían el próximo año, pero haciéndolo más masivo y concertando el viaje con autoridades locales para impartir clases a más mujeres e incluso a mujeres policías.

Pero el proyecto requiere de un gran apoyo económico y esta vez fue pagado en su totalidad por los dos hermanos, que se privaron de sus propias vacaciones. Por lo que se antojaría complicado volver si solo depende de ellos.

Aun así, ambos coinciden en que ha sido una experiencia inolvidable. Y agradecen los ánimos que les han llegado desde España de su familia, de la Guardia Civil y Policía Local de León y de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que ha compartido su proyecto.

Ahora bien, ambos regresan de la India con unos seis kilos de menos. Por lo duro que ha sido su trabajo y por las singularidades de la comida india. Y es que en España no existe esa peculiar costumbre de comer tanto picante.

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