Informes de los servicios de inteligencia

El secuestro de Sídney responde a una nueva táctica yihadista: actos mediáticos para reclutar jóvenes

Instrucciones de actuar en cafeterías, centros comerciales y transportes, sin necesidad de matar y buscando máximo eco en los medios. Buscan que los indecisos pasen al radicalismo

Un policía australiano protege a dos rehenes liberados.
Un policía australiano protege a dos rehenes liberados.

El nuevo yihadismo ha convertido sus actos terroristas en operaciones de propaganda para animar a jóvenes musulmanes a adherirse a la causa. Se trata, según expertos en terrorismo islamista, de un giro de estrategia que ya ha podido comprobarse en la toma de rehenes de Sídney. 


El ISIS ha convertido sus actos terroristas en publicidad y propaganda. Así lo aseguran a El Confidencial Digital expertos en islamismo radical que trabajan para los servicios antiterroristas españoles.

La esmerada producción de los vídeos en los que el grupo decapita a sus prisioneros, o los documentales en los que muestran como ‘cazan’ a militares iraquíes –vea aquí una muestra de ello- se han convertido en una “imagen de marca” del yihadismo de cara al reclutamiento de jóvenes para su causa, explican estas voces.

El caso de Sídney, aseguran, no ha cogido por sorpresa a los investigadores de las células islamistas próximas al ISIS. Según cuentan, en los últimos meses se ha detectado un giro en las actividades de los principales grupos yihadistas.

Mostrar al mundo “cómo matan”

El objetivo ahora no es simplemente matar, sino “mostrar al mundo cómo matan” aseguran. Por ello, los mejores golpes son también los que tiene capacidad de convertirse en más mediáticos.

En la toma de rehenes en Australia, el secuestrador –abatido por la policía- era un clérigo musulmán de origen iraní llamado Man Haron Monis, de 49 años y autoproclamado ‘sheikh’ –maestro-.

Los investigadores consultados por ECD otorgan mucha importancia a este último hecho: el secuestrador se había autoproclamado ‘maestro espiritual’, un guía que “muestra el camino a seguir al resto. Es decir, busca el efecto imitación” explican.

Estas son algunas de las claves que ofrecen estos expertos:

--La elección de la hora: “perfectamente estudiado”. A las dos y media de la tarde, horario de comienzo de algunos magazines informativos en la televisión, para captar mayor atención.

 

--No lleva bandera: el secuestrador llevaba una cinta en su cabeza y un arma, pero tuvo que solicitar una bandera con el lema de la shahada –la declaración principal de fe islámica, ‘No hay más Dios que Alá y Mohamed es el mensajero de Alá’-. Según explican, lo hizo para recalcar el mensaje.

--Un lugar público: su atentado no se dirige hacia una comisaría, una instalación militar o gubernamental protegida y de difícil acceso, “sino hacia un lugar público común como una cafetería”. Algo accesible a cualquiera, como un restaurante, un centro comercial o un medio de transporte público. Así se recalca la “facilidad” para atentar.

--No se registran bajas masivas: el objetivo no era matar a mucha gente, tal y como ha quedado patente –sólo una víctima, además del secuestrador-. El objetivo era “atraer miradas y enviar un mensaje a jóvenes para que se unan al yihadismo” explican.


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