¿Quién tiene la culpa del escándalo de Bankia?

Ante el escándalo generado por la nacionalización de Bankia, cabe preguntarse quiénes son los culpables de su hundimiento. Y es que su situación ha puesto en jaque a todo el sistema financiero español. Las mayores responsabilidades apuntan a los fallos de supervisión del Banco de España. Pero hay más factores que han conducido a esta crisis. ¿Quién tiene realmente la culpa?

-- La fusión de Caja Madrid y Bancaja, avalada por el Gobierno de Zapatero: La operación entre Caja Madrid y Bancaja contó con el apoyo político del entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y del líder de la oposición, Mariano Rajoy. Ambos sentaron las bases de un acuerdo para no obstaculizar, con guerra de partidos, el proceso de reestructuración. Caja Madrid quiso convertirse en la gran caja de España y para ello se apresuró a buscar los apoyos políticos necesarios, que fueron mayoritariamente del PP, pero que también encontraron respaldo en las filas del PSOE. Al final, la integración de ambas entidades ha resultado ser un ‘pufo’.

-- Miguel Ángel Fernández Ordóñez, desaparecido en combate: El encargado de fiscalizar y controlar todos los años el funcionamiento y las cuentas de todas las entidades financieras es el Gobernador del Banco de España. Y en todo este tiempo no se ha visto a Miguel Ángel Fernández Ordóñez adoptar ninguna medida de saneamiento e intervención de ninguna entidad hasta que se ha producido la nacionalización de Bankia. Si lo sabía, y ha mirado para otro lado, es muy grave. Pero si el supervisor no lo había detectado en estos últimos ejercicios, el escándalo es mucho mayor. Muchas de las fusiones y de las valoraciones en el sector de cajas que se han hecho en los últimos años han sido con el beneplácito expreso del gobernador de Banco de España y del Ministerio de Economía, en aquel momento pilotado por los vicepresidentes económicos, Pedro Solbes y Elena Salgado.

-- El papel de Rodrigo Rato en Bankia: Desde que llegó a la presidencia de la entidad madrileña en enero de 2010, Rodrigo Rato ambicionaba crear una gran entidad a la altura de su entonces prestigio, pero todos los compañeros que buscó estaban tan carcomidos por el ladrillo como la propia Caja Madrid. Primero se volcó en una unión con la CAM (intervenida y adjudicada a Banco Sabadell) y Caixa Galicia (fusionada con la también gallega Caixanova y luego nacionalizada) que fracasó por el rechazo de ambas. Y lo llevó a cabo con Bancaja y otras cinco cajas pequeñas más. Pero la crisis de la deuda y la posterior recaída en la recesión fueron castigando al nuevo banco, lastrado por su excesiva acumulación de activos inmobiliarios tóxicos.

Rodrigo Rato fue también quien tomó la decisión de abortar la fusión con La Caixa por las dificultades de encajar dos proyectos financieros muy distintos con grandes duplicidades y elevado coste económico y laboral, incluido el cierre de miles de oficinas. Era la solución también impulsada desde el Gobierno para 'salvar' a Bankia, lo que le llevó a un duro enfrentamiento con su discípulo, ahora ministro de Economía, Luis de Guindos. Y todo a pesar de que el acuerdo le daba la presidencia de la entidad resultante en 2016. Caixabank ofreció a Rato la dirección conjunta con Isidro Fainé durante cuatro años. Al cabo de ese tiempo, el actual presidente del grupo catalán (de 70 años de edad y cerca de su jubilación) abandonaría su sillón en favor del ex presidente de Bankia (de 63).

-- El desastre de comunicación del Gobierno: Los banqueros están escandalizados con la actuación del Gobierno, por las improvisaciones y la falta de explicación pública. No entienden donde estaba el aparato de comunicación de Moncloa y Luis de Guindos. Esa falta de reflejos del Gobierno, la improvisada respuesta, han salido caros en términos de credibilidad del sector financiero y en la cotización en Bolsa de las entidades financieras.

Una de las críticas más duras que se escucha en la banca es que una medida como la que el Gobierno ha tomado con Bankia, la cuarta entidad financiera del país, no se anuncia, se toma. No es de recibo abrir una expectativa de cambios en el sector financiero, anunciar como se ha hecho el relevo precipitado en la cúpula, y dejando en el aire una sensación de improvisación muy seria.

No entienden los banqueros que se haya manejado la comunicación de forma tan torpe e improvisada. Se creó un vacío de información, muy peligroso siempre en banca, que se llenó de rumores en la Bolsa y de noticias alarmantes en la prensa internacional. El sentimiento dominante en el sector es que, si el Gobierno tenía claro lo que iba a hacer con Bankia, debió decirlo de inmediato.

-- La presencia de políticos en la gestión. El fracaso de Bankia puede tener muchas causas. Pero hay una que parece claramente decisiva. No han primado los criterios financieros y profesionales, sino los políticos. En los dos últimos años se ha producido el desembarco de políticos vinculados al PP en la gestión de Bankia. En el consejo de administración de la entidad figuran José Manuel Serra y Antonio Tirado, próximos al PP. Además está Juan Llopart, empresario que fue nombrado en representación del Ayuntamiento de Madrid. Virgilio Zapatero está vinculado al PSOE y José Antonio Moral Santín es un catedrático vinculado a IU. Francisco Pons es un hombre vinculado al mundo empresarial valenciano y Javier López Madrid es yerno de Villar Mir.

En el BFA, matriz de Bankia, son próximos al PP Mercedes de la Merced, Estanislao Rodríguez Ponga, Jesús Pedroche, Mercedes Rojo, Ricardo Romero de Tejada, Antonio Tirado y el dimisionario José Manuel Fernández Norniella. Son afines al PSOE José María de la Riva y Jorge Gómez. A ellos hay que sumar los representantes de otras cajas como Rafael Ferrando, Rafael García Fuster y Ángel Villanueva.

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