Caso Rato. ¿Están a salvo de filtraciones los datos de los contribuyentes?

54 días después de que el director de la Agencia Tributaria revelase que 705 españoles que se acogieron a la amnistía fiscal en 2012 estaban siendo ahora investigados por el Sepblac, una de las identidades ha acabado ya saliendo a la luz. Y no cualquier nombre: el de Rodrigo Rato, vicepresidente del Gobierno de España durante ocho años. Esto lleva a preguntarse, ¿están a salvo de filtraciones los datos de los contribuyentes?


Rodrigo Rato.
Rodrigo Rato.

La Ley General Tributaria, en su artículo 95, no deja lugar a dudas: “Los datos, informes o antecedentes obtenidos por la Administración tributaria en el desempeño de sus funciones tienen carácter reservado y sólo podrán ser utilizados para la efectiva aplicación de los tributos o recursos cuya gestión tenga encomendada y para la imposición de las sanciones que procedan, sin que puedan ser cedidos o comunicados a terceros”.

También recoge este mismo artículo, en el apartado 3, que “la Administración tributaria adoptará las medidas necesarias para garantizar la confidencialidad de la información tributaria y su uso adecuado. Cuantas autoridades o funcionarios tengan conocimiento de estos datos, informes o antecedentes estarán obligados al más estricto y completo sigilo respecto de ellos. Con independencia de las responsabilidades penales o civiles que pudieran derivarse, la infracción de este particular deber de sigilo se considerará falta disciplinaria muy grave”.

Sistemas informáticos fiables y protegidos

Desde el punto de vista operativo, los sistemas informáticos de la Agencia Tributaria son totalmente fiables y están perfectamente protegidos. Por tanto, la única posibilidad de fuga de información de estas bases de datos es que alguien lo haga de forma deliberada, descartándose casi por completo el fallo o el ataque externo.

El sistema informático de la Agencia Tributaria permite identificar incluso al responsable de esta infracción. Las bases de datos con la información de los contribuyentes y de las investigaciones que se encuentran en marcha registran cada consulta que realizan los funcionarios. Éstos tienen que acceder con una clave, y de esta forma queda grabada toda la información: quién ha accedido, cuándo lo ha hecho, cuánto tiempo han estado consultado la base y qué datos de qué contribuyentes ha visionado.

No es habitual tampoco que los responsables políticos conozcan los planes de inspección, ni las actuaciones diarias. Pero si los funcionarios que investigan el asunto se lo trasladan a su superior por la relevancia del expedientado, como puede ser el caso de Rodrigo Rato, la información va ascendiendo hasta que llega al director de la Agencia Tributaria y el ministro de Hacienda. En esos casos, existe la tentación de utilizar políticamente los supuestos fraudes de algunas personalidades.

Las advertencias públicas de Montoro

A lo largo de la legislatura no son pocos los episodios en los que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha lanzado advertencias envenenadas a sus rivales políticos o a sectores críticos. Les ha recordado de forma sibilina que tienen cuentas pendientes con la Agencia Tributaria, desvelando unos datos que tienen carácter reservado, pero que a la vez demuestra que el ministro maneja información. También el propio director de la AEAT, Santiago Menéndez, admitió hace unos días en el Congreso que él conoce todo lo que se investiga en el organismo. “Yo dispongo de todos los datos y son la repera patatera”, aseguró sin dar más precisiones.

La filtración de los datos fiscales de Juan Carlos Monedero, número tres de Podemos, y la utilización política que Montoro hizo de ellos generó un profundo malestar en la Agencia Tributaria. El uso de esta información por parte del ministro se suma a otros episodios en los que ha aireado problemas tributarios de personajes como Luis Bárcenas o Jordi Pujol.

Uno de los casos más sonados fue cuando acusó a medios de comunicación críticos de no pagar a Hacienda. “En vez de dar tantas lecciones de ética a través de editoriales lo que tienen que hacer es pagar religiosamente los impuestos en los plazos pertinentes”, señaló en el Congreso. También trató de amedrentar a los actores en medio de las críticas por la subida del IVA del cine: “Alguno de nuestros famosos actores no pagan impuestos en España”.

En otra ocasión, durante un encendido debate parlamentario, el ministro insinuó que algunos diputados del PSOE no pagan impuestos. “Lo deberían entender todos los adversarios políticos y todos los grupos donde fielmente deberían pagar también sus impuestos, porque todos tenemos que pagar fielmente los impuestos”. El ministro de Hacienda, como máximo responsable de la Agencia Tributaria, tiene también el deber de sigilo y no puede aludir a situaciones fiscales aunque hayan sido publicadas.

La filtración sobre la investigación a Rato

Ahora, resulta también incomprensible para muchos expertos fiscales la reacción del Gobierno ante el ‘caso Rato’. Se ha limitado a declarar que la ley es igual para todos, pero no ha despejado otras inquietudes fundamentales para los ciudadanos sobre el tratamiento de sus datos tributarios. Así, entre otras cosas, ¿quién filtró a la prensa la investigación sobre el ex vicepresidente, antes de que éste lo supiera o fuera requerido personalmente? ¿Con qué intención se hizo tal filtración? ¿Por qué se filtra el nombre de Rato y no el de ninguno de los otros 714 contribuyentes que están siendo investigados por el Sepblac?

En el caso de Rato, sin embargo, se apunta también a que la fuga de información no se haya producido en la Agencia Tributaria, sino en las otras instancias por las que han pasado los datos del presunto fraude cometido por el ex vicepresidente, como por ejemplo el Sepblac (Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención de Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias) y la Fiscalía Anticorrupción. De cualquier manera, ¿están a salvo de filtraciones los datos de los contribuyentes?

Ignacio Ruiz-Jarabo dirigió la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) entre 1998 y 2001. Precisamente, en los años en que Rodrigo Rato, y después  Cristóbal Montoro, ocuparon la cartera de Hacienda.

Asegura que los contribuyentes pueden estar tranquilos de que sus datos fiscales están protegidos, y de que no van a salir a la luz en cualquier momento. “La gente normal y corriente no tiene que preocuparse. Otra cosa son las personas más conocidas y famosas”. Cita varios precedentes, desde Lola Flores y Pedro Ruiz (a finales de los años 80) hasta ahora el caso de Rodrigo Rato.

Está convencido de que la mejor forma de despejar las dudas sobre la responsabilidad de la Agencia Tributaria es realizar una investigación interna para castigar a los culpables, si los hubiera, y para tranquilizar a los contribuyentes si se demuestra que la fuga no se produjo en este organismo dependiente del Ministerio de Hacienda.

Por ello, el ex director de la Agencia Tributaria considera que ante la polémica que se ha originado ahora por la filtración de los datos tributarios de Rato, la solución sería llevar a cabo una investigación interna. “Para eso hay dentro de la institución un Servicio de Auditoría Interna: su misión es precisamente vigilar que se cumplen las normas dentro de la Agencia”, señala.

Afirma, por tanto, que la mejor forma de evitar estas filtraciones que infringen la ley y la confidencialidad de los datos personales de los contribuyentes es investigar cada caso que se produzca. “A lo mejor luego es difícil demostrar y condenar a los culpables. De ahí que nunca se hayan producido denuncias consistentes de los ciudadanos a Hacienda por este asunto. Pero los controles internos están para usarlos. No solo tranquilizaría a los ciudadanos, sino que provocaría que quien filtra se lo piense dos veces”, sentencia Ignacio Ruiz-Jarabo.

Relata que en su etapa al frente de la Agencia Tributaria ocurrió algún caso similar de fuga de información. Asegura que ordenó al Servicio de Auditoría Interna que abriera inmediatamente una investigación. Tras comprobar qué funcionarios habían accedido al sistema informático a consultar los datos que se habían filtrado, se les interrogó para saber para qué habían entrado al expediente de ese contribuyente: si era un encargo de sus superiores para algún plan de inspección concreto y aprobado, qué habían hecho con los datos...

Sobre el caso específico de Rodrigo Rato, Ruiz-Jarabo sostiene que “los datos pasaron al Sepblac, a la Fiscalía, al juzgado de guardia... por lo que la filtración puede haberse producido en esos otros puntos

También señala la posibilidad de que la revelación de datos a los medios de comunicación haya partido de la propia Agencia Tributaria, pero que el responsable haya esperado a que la información hubiera pasado por varios organismos para filtrarlo.

“En ese momento las opciones están repartidas y parece que la culpa es de los otros, ya que se ha filtrado al salir los datos de la Agencia a otras instancias”, afirma el ex director de la Agencia Tributaria.

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