Caso Zapata. Escribí unos tuits que me avergüenzan, ¿qué hago?

La reciente publicación de unos tuits de contenido polémico creados hace años por Guillermo Zapata, concejal de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, ha reabierto el debate sobre la huella imborrable que dejamos en Internet y la importancia de saber manejar las redes para que jueguen a nuestro favor.

Guillermo Zapata.
Guillermo Zapata.

Estos mensajes, publicados en 2011 por uno de los ediles más allegados a la nueva alcaldesa de la capital, han provocado su dimisión tres años después de ser colgados en la red.

Pero el caso de Zapata no es un caso aislado. Día a día, todos los profesionales que cuentan con uno o varios perfiles en la Red se arriesgan a que cualquier publicación (texto o imagen) publicada no importa en qué momento de su vida ponga en jaque su imagen o, incluso, su carrera profesional.

Los expertos se mantienen firmes: salvo que se posean conocimientos informáticos extensos, borrar cualquier mensaje o fotografía publicada en Internet (o por nosotros mismos o por terceros) es prácticamente imposible.

Por tanto, la dificultad reside en dos pilares: cómo evitar una polémica surgida de las redes sociales y cómo saber gestionarla.

Twitter, un arma de doble filo

Twitter se ha convertido en el nuevo ágora. A diario, se comparten 500 millones de mensajes en una red social en la que los impulsos y la instantaneidad marcan su carácter.

Luis Arroyo, uno de los consultores más reputados de comunicación política, social y empresarial, lo tiene claro: “Internet y sobre todo Twitter son herramientas en las que la gente hace cosas que no haría en público”.

El pseudo anonimato que ofrece hace que “te atrevas al pensar que estás protegido”, explica el experto. Lanzamos mensajes sin ser del todo conscientes de la repercusión y es ahí donde reside el primero de los inconvenientes que plantea esta red social.

Cómo evitar un “caso Zapata”

En realidad, según apunta Arroyo, es imposible que en el momento de escribir un tuit, siempre haciendo referencia a personas anónimas, el que lo publique pueda llegar a pensar que algún día pueda tener una repercusión pública o un cargo de responsabilidad que pueda verse en entredicho por lo que se está diciendo en ese instante.

“Zapata no sabía que iba a ser político cuando publicó esos mensajes”, apunta Arroyo, y, desde luego, no es el único al que las hemerotecas han puesto en entredicho.

Sin ir más lejos, aún le recuerdan a Rajoy el contenido de unos artículos publicados en un diario regional en 1981 acerca de la “falacia de la igualdad” y ni que decir tiene las palabras de Pablo Iglesias defendiendo algunos aspectos del régimen chavista.

Aunque es un fenómeno que se ha desarrollado exponencialmente a causa del boom de Internet, lo cierto es que no sólo afecta a twitter. Todo lo que decimos o hacemos es susceptible de ser registrado y de ser mostrado en el momento que menos nos convenga. “Hoy se guarda y se graba todo y con mucha más facilidad que antes puede ser utilizado en tu contra”, insiste Luis Arroyo.

Lo mismo ocurre con los e-mails, como es el caso de Urdangarín y con cualquier otro medio de difusión más o menos tradicional: desde comentarios desafortunados en un corrillo con la prensa, hasta conversaciones por whatsapp.

Cómo evitar que pase: técnicas de prevención

Luis Arroyo recomienda cumplir con dos puntos fundamentales antes de publicar nada en ninguna red social o blog.

El primero de ellos es descansar unos minutos antes de responder a alguna cuestión que nos afecte en mayor o menor medida. Como explica el experto en comunicación política, Twitter es una herramienta que funciona principalmente por impulsos y decir las cosas “en caliente” suele conllevar cierto nivel de riesgo para nuestra imagen. Dejar enfriar las cosas resulta fundamental.

En segundo lugar, resulta también necesario hacerse una serie de preguntas antes de publicar un determinado mensaje. Una vez enviado, no habrá vuelta atrás. Entre las que propone Arroyo se encuentran:

-- Lo que voy a publicar, ¿es legal?

-- ¿Ofende a alguien?

-- ¿Aceptaría el contenido de este tuit mi jefe?

-- ¿Le gustaría verlo a mi pareja, mi padre, mi madre, mi esposa o cualquier allegado?

Cómo ponemos remedio si nos pasa

A todo el mundo puede pasarle algo así. Cuando eres un ciudadano común, medir las consecuencias es más complicado. Sin embargo, no siempre en política se resuelve de la misma manera un conflicto de imagen de estas características.

Para Arroyo existen dos maneras de afrontar el problema:

-- Modelo Clinton. Esta técnica se resume en “pedir perdón cristiano: examen de conciencia, reconocimiento de pecado, acto de contrición y penitencia”. Es el modelo elegido por Zapata para afrontar la polémica de sus tuits.

-- Modelo Rajoy. “Aguantar el chaparrón, disimular, ya se pasará todo, ya se olvidarán y por mis actos me reconocerán y verán que lo hago bien”.

Prevención: herramientas para borrar mensajes

Expertos en seguridad informática trabajan año tras año en perfeccionar los “vacíos legales” que existen en Internet respecto a la intimidad de las personas y la preservación de su imagen pública.

Una de las claves de su trabajo reside en la prevención, recogidas en una serie de claves que cuyo objetivo es concienciar a los internautas de la importancia de controlar la identidad digital para mantenerla intacta.

La mayoría de ellos, desarrollan su actividad en empresas especializadas en borrar la huella digital. Estos servicios cotizan al alza entre empresarios de alto nivel, personajes del panorama social, políticos y deportistas de alto nivel.

Sin embargo, para todos aquellos usuarios que no pertenecen a estos colectivos y a los que afecta de igual modo la falta de control sobre lo que se publica de uno mismo en Internet, estos expertos aconsejan algunas plataformas que de una manera más o menos efectiva, permite eliminar nuestro rastro en la red.

Estas son las claves que ofrecen a El Confidencial Digital:

-- Borrar nuestro perfil o darnos de baja en la red social de la que formemos parte. A menudo, vamos variando de gustos o nos adaptamos a las modas nuevas, de manera, que utilizamos más una plataforma que otra. Muchas de ellas, quedan en el olvido y no volvemos a utilizarlas más. Por este motivo, antes de olvidar las claves, en el momento que sepamos que no le daremos más uso, es muy recomendable eliminar los perfiles que ya no queramos. 

-- Utilizar herramientas que eliminen los tuits antiguos o que ya no queramos que aparezcan en nuestro timeline o historial de la cuenta. Este suele ser el caso de Twitter, donde la instantaneidad que ofrece su uso, así como la constante interacción entre usuarios la hace potencialmente “peligrosa” para nuestra imagen futura.

Algunas de las más eficaces son TweetDelete, capaz de eliminar hasta 3.200 mensajes de una vez, Twitterspirit, que borra de forma programada las actualizaciones y tweets cada cierto tiempo o TweeterDeleter, que elimina grupos de mensajes a golpe de clic.

Dentro de unos años, ¿será tan llamativo un caso de estas características?

AunqueTtwitter es la herramienta del presente, la hemeroteca es un concepto atemporal.

Por lo tanto, para los expertos consultados, el “caso Zapata” dentro de los años tendrá una repercusión y una evolución de los acontecimientos que no variará en exceso de lo que vivimos ahora.

La clave está en que “siempre se ha buscado la coherencia con el pasado”, por lo tanto, según los expertos, “no importa la fuente, lo que la gente busca es un relato”.

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